La tarea era titánica. Francia había caído por 2-0 ante Ucrania e la fría Kyev y quedaba con una difícil misión para conseguir sus pasajes al Mundial de Brasil 2014.
Ante un Saint-Dennis repleto, los galos de Didier Deschamps saltaban al terreno de juego con un esquema basado en la dinámica y en la presión ante los amarillos.
En una de esas acciones fue cuando cayó el gol de Sakho. Acto seguido, ya con el 1-0, el juez anuló un tanto legítimo de Karim Benzema ante una presunta posición de adelanto. Esta sería la jugada que condicionaría al juez.
Los minutos pasaron y tras una jugada en evidente offside, el delantero del Real Madrid definió con justeza y decretó el 2-0. Ucrania se deshizo en alegatos pero el juez los desestimó.
Luego vendría la expulsión de un zaguero visitante y un autogol. Todo mal, todo teñido de azul para los locales.
EL RECUERDO
Precisamente se cumplían cuatros años de la agónica clasificación francesa para el Mundial de Sudáfrica 2010, también en una repesca contra Irlanda. En aquella ocasión fue la famosa mano de Thierry Henry la que clasificó al equipo galo para el torneo. Un gol de Gallas a todas luces ilegal salvó a Francia.
Irlanda forzó la prórroga al imponerse por 0-1 durante el tiempo reglamentario, pero no pudo luchar contra la pésima actuación arbitral.
Cuando peor estaban los galos apareció la figura de Henry para controlar dentro del área un balón con la mano y darle a Gallas una asistencia definitiva.
El fútbol, una vez más, volvió a aliarse con el grande, un precedente que los pupilos de Didier Deschamps esperan compensar con el encuentro épico que necesitan para viajar a Brasil.
