De infarto. Esta es la expresión que resume la definición de la final de la Copa Libertadores que ganó Atlético Mineiro por 4-3 en los lanzamientos penales.
Olimpia arribó hasta Belo Horizonte con la ventaja de haber vencido por 2-0 en el estadio Defensores del Chaco. En Brasil, la afición del Mineiro llegó con la ilusión de levantar el título americano por primera vez en su historia.
Ronaldinho, Jó y compañía salieron a buscar el desequilibrio. En la primera fracción, pese a la paridad, el equipo paraguayo se generó las mejores ocasiones pero Manuel Salgueiro y Fredy Bareiro no pudieron ante la resistencia del portero Víctor.
En la segunda mitad apareció la garra que el equipo de Dinho, sello que relucieron en la última etapa del certamen. Tal como ante Newell's Old Boys, lograron remotar un resultado adverso.
Jó aprovechó un error garrafal de Wilson Pittoni y abrió el marcador cuando se jugaban 46 minutos. El estadio estalló y la emoción permitió que los jugadores se motivaran para dar vuelta la historia.
Con correr de los minutos el portero Martín Silva se transformaba en figura y sólo un milagro permitiría que los guaraníes mantuviera la ventaja. A los 85', Julio Manzur, salió expulsado en la visita y un minuto más tarde, Leonardo Silva de cabeza marcó el gol de la igualdad.
En la prórroga los locales se vieron mejor y el cansancio fue protagonista. El duelo se estiró hasta la ronda de los penales.
En la definición Olimpia falló dos —Miranda y Jiménez—, mientras que en el Mineiro sólo faltó un jugador que pateara, Ronaldinho, quien pese a no lanzar se transformó en el sexto jugador en levantar la Copa Libertadores y la Champions League.
Este selecto grupo lo integra Cafú, Dida, Roque Junior, Carlos Tévez y Walter Samuel.