Nicolás Jarry vivió una pesadilla cuando hace un año, luego de una serie de buenos resultados que lo tenían bien posicionado en el ranking ATP, fue diagnosticado con neuritis vestibular, enfermedad que no le permitió seguir con su buena racha, provocó su brusco descenso en el listado y dio paso a una larga y lenta recuperación.
En ese contexto, el tenista chileno confesó detalles del duro momento que vivió en medio de la incertidumbre por su recuperación, lo que lo llevó a sufrir una fuerte depresión.
"Fue muy difícil, el peor semestre de mi vida. Había doctores que decían que esto sería rápido y en tres semanas estaría listo. Después decían un mes, tres meses, cuatro, y siempre con una incertidumbre falsa. El peak fue en el US Open, donde muchos doctores decían que ya iba a estar bien, pero llegó el partido y seguía muy mal. Cuando volví a Chile entré en depresión, no tenía ganas de salir de la cama y tuve que hablar con mi psiquiatra para empezar a tomar algo que me ayudara", recordó en diálogo con El Mercurio.
Igual fui a la Copa Davis, en China, y tuve el apoyo de (Nicolás) Massú, quien entendió que no estaba en un buen momento. El doctor (Alejandro) Orizola entendía muy bien el tema y fue de los pocos que me dijo desde el principio que tuviera paciencia y que podía ser largo y así ha sido. Desde ahí empecé a tomarme ese último cuarto del año de otra forma, tratando de pasarlo bien pese a saber que podía estar todo ese tiempo sin ganar un partido. Aprendí a disfrutar más el tenis, fue un aprendizaje que valoro mucho y me acompaña hoy en día", agregó.
En esa línea, destacó la importancia de su familia en su recuperación: "Como te decía, no tenía ganas de salir de la cama y menos de ir al gimnasio y mejorar y sentirme fuerte. Fue una pelea constante, diaria, y Laura (Urruticoechea, su esposa) me ayudó a aceptarla y a descargarme con ella. Me ayudó a pasarlo bien en los viajes, a hacer cosas entretenidas con la familia y a disfrutar ver cómo crecen mis hijos, llevarlos al parque y pasar tiempo con ellos cuando internamente sentía todo ese dolor. Sin ellos no habría salido adelante. Es un esfuerzo viajar juntos, pero hay pocos momentos difíciles, la mayoría son muy llenadores y me ayudan a tener otra perspectiva más allá del tenis y ganar".
Descartó el retiro
Respecto a si pensó en el retiro, Jarry lo descartó: "No, jamás. Pero en esos minutos oscuros pensé que quizás no iba a volver a jugar al nivel que yo quería".
Hoy Jarry se encuentra en la recta final de su recuperación y ya comenzó a ver buenos resultados en la cancha, como haber llegado a octavos de final de Wimbledon tras venir de la Qualy.
"Quedé con mucha felicidad y tranquilidad a nivel personal, de corroborar que estoy por un buen camino. Lo disfruté a fondo y demostré el nivel que puedo alcanzar cuando todo está bien", señaló sobre su actuación en el Grand Slam londinense.
Ahora Jarry se prepara para la temporada en cemento, donde su primera parada será el Masters 1000 de Cincinnati tras recibir una wild card. "Fue inesperado y estoy súper contento, porque no tenía pensado jugar acá".