Ver a una reacción explosiva de Novak Djokovic es algo inusual, y más raro aún es presenciar una derrota de su parte. Esto fue lo que sucedió en la final del Masters 1000 de Roma, donde “nole” lanzó polémicas declaraciones dentro y fuera de la cancha hacia el réferi.
Cuando caía por parciales de 3-6 y 3-4, el serbio se dirigió al árbitro expresando que “no quiero jugar”. La respuesta que encontró fue un “tienes que jugar, ya no está lloviendo”. Mandato que lo enfadó aún más, vociferando "ahora no, pero ha estado lloviendo durante una hora”.
Alegatos que se suman a las advertencias que le hicieron al número 1 por romper y lanzar raquetas en más de una ocasión.
Claro que tras caer por 3-6 y 3-6 ante Andy Murray, el descontento de Djokovic continuó fuera de la cancha, aclarando que “pedí tener una pausa de unos minutos para arreglar la pista. No entendí por qué no podíamos parar el juego, jugamos en un campo muy mojado, sobre todo en línea de fondo, y podíamos lesionarnos”.
Para finalizar, lanzó una controversial interrogante: “¿Es necesario que uno se lesione antes de que se vea que no se puede jugar? Para mí es ridículo que el árbitro, que no lleva zapatillas de tenis, baje al campo y diga: sí se puede jugar”.