"No se dan las condiciones para jugar", dijo Sergio Palmieri, director del Masters 1.000 de Roma cuando informó la decisión de posponer la esperada final del torneo entre el español Rafael Nadal y el serbio Novak Djokovic.
La intensa lluvia con la que despertó la capital italiana arruinó el encuentro y provocó la ira del público que esperaba ver en la cancha de arcilla a dos de los mejores tenistas del mundo.
Al recibir la información, los asistentes se quejaron porque ya no llovía, pero los organizadores aseguraron que la cancha no estaba en condiciones. Los fanáticos comenzaron a gritar y tiraron botellas a la pista central.
La final femenina, en la que Maria Sharapova se alzó como campeona, también sufrió por la lluvia y fue interrumpida por casi dos horas.
El encuentro Nadal-Djokovic será jugado este lunes a las 06.00 horas de Chile.