Gerardo Martino logró a jugar unos meses en Chile en la parte final de su carrera como futbolista, actuando en O’Higgins durante el año 1995, pero más allá de ese fugaz paso, siempre estuvo vinculado, indirectamente, con el fútbol nacional.
Esto porque desde su salida como estratega de la Selección Paraguaya –en el año 2011-, siempre sonó como alternativa para llegar a dirigir en el balompié nacional.
El actual máximo candidato a sentarse en la banca del Fútbol Club Barcelona como sucesor de Tito Vilanova, en los últimos dos años, ha estado entre las posibilidades barajadas en Colo Colo, Universidad de Chile e, incluso, la Selección Chilena.
Cuando Claudio Borghi dejó de ser el técnico nacional a fines de 2012, Martino sonó como una de las posibilidades para asumir como su reemplazante, pero el hecho de estar peleando el campeonato con Newell's Old Boys –el equipo de sus amores y su último club- y que Jorge Sampaoli era la primera opción de la ANFP, evitó su arribo a Chile.
Durante este año, Martino sonó con fuerza tanto en la U como en Colo Colo, considerando que el propio DT había asegurado durante el primer semestre que no iba a continuar como entrenador de los rosarinos, una vez que finalizara su participación en el Torneo Final trasandino y la Copa Libertadores.
En el "Cacique" era uno de los favoritos para asumir tras la salida de Omar Labruna en mayo pasado, mientras que también fue uno de los indicados a ocupar el puesto de Darío Franco, quien ya tambaleaba luego que el club había quedado fuera de la Copa Libertadores en la fase de grupos.
No obstante, Martino llevó a Newell’s a las semifinales del certamen continental, las cuales se disputaron a principios de este mes tras la Copa Confederaciones, situación que lo aferró a su escuadra por más tiempo de lo presupuestado.
Esto no sólo fue un obstáculo para poder negociar con los clubes chilenos, sino también con otros españoles interesados como la Real Sociedad y el Málaga, equipo que había visto en él al mejor reemplazante posible de Manuel Pellegrini.
Tan sólo unas semanas después, las vueltas del fútbol hacen que este argentino de 50 años que podría haber estado trabajando en las canchas nacionales, ahora se encuentre a un paso de se hacerse cargo del equipo más importante del mundo.