Frecuentemente, los futbolistas profesionales disfrutan de costosas objetos o viviendas con las más altas comodidades.
Sin embargo, a 2.800 metros sobre el nivel del mar en el campamento minero de El Salvador, la vida de los jugadores de Cobresal es mucho más tranquila, apartada de los grandes lujos de las ciudades.
En medio del desierto de Atacama —uno de los más áridos del mundo— y lejos de los grandes placeres ciudadanos, hoy los nortinos lucen como los flamantes líderes del Torneo de Clausura 2015.
Los futbolistas tienen varias entretenciones: un club de póker, grupos de pool otras que organizan campeonatos de PlayStation. También tienen picadas donde pueden disfrutar de los ajiacos en una picada de la zona llamada 'Club Rayuela'.
Uno de los contrastes más notorios en cuanto a cambios de vida fue el caso de Matías Donoso, quien venía de jugar en Everton de Viña del Mar. El delantero afirmó al diario El Gráfico que "yo vivía en Bosques de Montemar, en Reñaca, y a mi familia le costó adaptarse al cambio. Lo bueno es que aquí compartimos mucho en familia", aseguró el artillero.
Johan Fuentes, capitán del equipo y el integrante que lleva más tiempo en el club, aseguró que si uno está lesionado en el club es como si fuera un 'fantasma', por el período que le tocó estar fuera de las canchas.
"Voy a cumplir tres años en el club, y ha sido bueno acostumbrarme. Acá no hay delincuencia, nos demoramos tres minutos en el supermercado y el colegio queda cerca", afirmó el volante.
El plantel dirigido por Dalcio Giovangoli tiene un ambiente especial, según contó el conductor del equipo, Víctor Hugo Sarabia. "Estamos obligados a tener buenaonda en el plantel, es lo primordial. No sé si se darían buenas campañas si no existiera un buen grupo acá en Cobresal. El pueblo es demasiado chico, no te puedes pelear con nadie, ni siquiera en tu casa", afirmó el ex Huachipato.
Incluso, los mismos jugadores confirmaron que pasan juntos las fiestas del 18 de septiembre, Navidad y Año Nuevo. En la comuna tienen un sólo supermercado, que funciona como centro social, y la gente suele juntarse en las plazas. Después del entrenamiento, los jugadores del cuadro minero tienden a encontrarse allí.
Por la cercanía y la vida familiar, Cobresal es considerado por los expertos como uno de los planteles más unidos del fútbol chileno.