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¿Por qué hemos abandonado a las mujeres en la pandemia?

Según un aleccionador informe de Amnistía Internacional, la pandemia ha afectado de forma desproporcionada a las mujeres. Hemos ignorado su situación, dice Manuela Kasper-Claridge.

Deutsche Welle

Miércoles 7 de abril de 2021

El rostro terrible del coronavirus se ha manifestado en la enfermedad, la muerte y la desesperación de muchas personas. Y las mujeres se enfrentan a ello a diario, ya que soportan una carga especialmente pesada en la pandemia: se ven más afectadas por el desempleo, tienen peor acceso a la atención sanitaria y, con demasiada frecuencia, no reciben apoyo económico ni social.

La pandemia ha aumentado masivamente la desigualdad de género. Esta es la deprimente conclusión del informe anual de 476 páginas de Amnistía Internacional. La dramática situación que viven muchas mujeres debería ser suficiente motivo para enviar a cada político a casa.

Las mujeres necesitan un apoyo específico, pero en muchos países apenas se tiene en cuenta su situación especial. En India, las mujeres perdieron sus empleos de forma desproporcionada en la primera ola de la pandemia. Solo en marzo y abril de 2020, más de 15 millones de mujeres indias se encontraron repentinamente sin trabajo, al perder sus ya precarios empleos. Un panorama similar se presenta en América Latina.

Mayor riesgo de pérdida de empleo

El riesgo de que las mujeres pierdan su empleo durante la pandemia aumentó en un 44 %. Resulta chocante la indiferencia con la que se acepta esto. También se olvida con asombrosa frecuencia que el 70 % del personal de enfermería del mundo está compuesto por mujeres. Estas, al estar especialmente expuestas, corren un mayor riesgo de contraer el COVID-19.

Necesitamos medidas que protejan a las mujeres, especialmente en la pandemia. De forma proactiva y no reactiva, porque, de lo contrario, suele ser demasiado tarde. Necesitamos liderazgo. Políticas valientes que reconozcan la situación de las mujeres, que las promuevan y no las marginen.

No obstante, de esto hay muy poco. Por el contrario, la agenda actual solo se centra en la política sanitaria a corto plazo y no se reconoce dónde está empeorando la situación.

Un ejemplo de eso se ve en los albergues y otros centros de acogida de muchos países que llevan cerrados más de un año, y es probable que sigan así. Esto significa, entre otras cosas, que para muchas mujeres no hay escapatoria de la violencia doméstica. Para un número importante de mujeres y niñas de Sudáfrica, sus propias cuatro paredes se han convertido en algo tan peligroso y amenazante como el virus de fuera, si no más.

Mayor vulnerabilidad ante la violencia

La violencia contra las mujeres aumentó drásticamente, no solo en Sudáfrica, sino en todo el mundo. En México, las autoridades registraron 969 casos de los llamados feminicidios, asesinatos de mujeres por razón de su género. Ya sea en Brasil, República Dominicana o Paraguay, las mujeres no pueden sentirse seguras en América Latina.

Tampoco en Europa. En España, otro país especialmente afectado por la pandemia, 19 mujeres fueron asesinadas por sus parejas en el lapso de un verano. Las personas vulnerables no están siendo protegidas adecuadamente en la pandemia. Y en algunos países, la violencia contra las mujeres se trivializa, e incluso se apoya, según los estremecedores resultados.

Un balance que debe ser una llamada de atención. Hay que actuar ahora y proteger a las mujeres. Porque las crisis no son neutrales al género. Tampoco lo es la pandemia de coronavirus. Las mujeres tienen derecho a vivir con dignidad, sin miedo, en cualquier momento y en cualquier lugar. Es su derecho humano y el nuestro.