Durante el año 2014 se crearon 98.526 nuevas sociedades en nuestro país; esto es, un 15% más que el año anterior. La mayoría de los que se lanzan a constituir su empresa son hombres (62,1%) de entre 45 y 64 años (53,1%) con educación básica (30,6%) o media (41,3%).

Al 65,9% le surgió una oportunidad en el mercado, mientras que el 34,1% lo hizo por necesidad, según los datos del Ministerio de Economía, pero todos se enfrentaron a la misma pregunta: ¿de dónde saco el dinero?

Saltar de la idea a la constitución de la empresa no es tarea fácil; no sólo por los trámites burocráticos o por las posibles disputas entre los socios, sino porque los mecenas son una rara avis y levantar capital requiere de esfuerzo, tenacidad y paciencia. Para facilitar el trabajo, 24horas.cl ha recopilado una lista de ayudas para los que decidieron tirarse a la piscina.

Frecuentemente se recurre a las instituciones públicas, y no es una mala táctica, teniendo en cuenta que el emprendimiento es una de las líneas fundamentales para el Gobierno. Según dijo el gerente de Emprendimiento de Corfo, Inti Núñez, a 24horas.cl, en 2015 se aumentará el presupuesto para esta partida en un 40%, hasta los $27.000 millones.

“Somos líderes en la región”, afirmó en conversación telefónica. Una visión compartida por el gerente de Negocios y Empresas de Fundación Chile, Andrés Pesce, para el que Chile avanza en la dirección correcta gracias a las políticas públicas. “De las pocas cosas que he visto continuidad en las políticas públicas de los distintos gobiernos es en política de emprendimiento”, señaló por teléfono a 24horas.cl.

Pero aún queda camino. Para el coordinador de la Línea de Administración y Recursos Humanos de la Facultad de Emprendimiento y Negocios de la Universidad Mayor, Julio Miranda, las políticas públicas debieran alinearse a la realidad. Por lo general, los fondos estatales piden un cofinanciamiento, pero, ¿cómo conseguirlo?

EL IMPULSO PRIVADO

“De lo que se invierte hoy en Chile en innovación y desarrollo, dos tercios viene del Estado y uno del sector público”, mientras que en países con un avance mayor de emprendimiento “es al revés”, señala Pesce; “hacia allí debemos transitar”.

Un dulce no amarga a nadie y conseguir que más empresas inviertan en nuevas ideas sería más que bienvenido. De esta relación, las corporaciones podrían encontrar nuevas oportunidades de negocio y los emprendedores se beneficiarían de los activos, la experiencia y las redes de las empresas.

Sin embargo, el capital privado tiene su cara B: “suelen pedir garantías o participación y el emprendimiento tiene un riesgo muy alto”, señala Miranda, quien recuerda, también, que el emprendimiento “no está siempre asociado a un negocio, sino a una meta”.

Entonces, ¿cómo encontramos la ayuda más adecuada para poner en marcha nuestra idea?

Pesce resopla. “El emprendedor tiene que ser muy curioso y tener mucha energía”, y añade, “depende de lo que requiera y de la fase de desarrollo en la que esté”. Si lo que tengo es la idea, “un capital semilla”, completa Miranda. Si existe la empresa, “depende del tamaño y de su antigüedad”, asegura, “y de si es un subsidio o crédito”. Los subsidios se tienen que rendir; los créditos, se devuelven.

En definitiva, cada caso es diferente y puede que no exista un ABC del emprendimiento. Sin embargo, los consejos nunca sobran, ni tampoco desear suerte a todos aquellos que un día decidieron, como reza el refrán, ser cabeza de ratón en lugar de cola de león.