Cuando existen problemas financieros, los ingresos se han visto reducidos, se enfrenta un periodo de cesantía y otras complicaciones, la principal preocupación es poder sustentar el hogar.
Al estar atrasado con el pago de las deudas comienzan a producirse insistentes llamados de cobranza y uno de los momentos que genera mayor preocupación es recibir una notificación por haber sido demandado por obligaciones pendientes.
El aviso: “La notificación de una demanda de cobranza es probablemente una de las instancias más relevantes en un juicio de esta naturaleza, ya que se pone en conocimiento al deudor de la interposición de una acción judicial en su contra”, explica el abogado Ricardo Ibáñez, fundador de defensadeudores.cl.
Respuesta rápida: Frente a esta situación es fundamental reaccionar rápidamente y buscar ayuda de un abogado, porque existe un plazo para defenderse de la demanda oponiéndose a la ejecución con alguna de las excepciones previstas por la ley.
Cuatro días claves: Los plazos que la ley establece para defenderse de un juicio de cobranza (juicio ejecutivo) son extremadamente cortos, generalmente de cuatro días hábiles.
Aunque el periodo de tiempo puede variar dependiendo del lugar donde ejerza jurisdicción el tribunal ante el cual se interpuso la demanda de cobranza y al considerar el lugar en el que se realizó la gestión denominada “requerimiento de pago”.
El plazo comienza a correr desde que se realiza este requerimiento de pago. En la gran mayoría de los casos lo hace un receptor judicial y puede formalizarse en el mismo momento de la notificación de la demanda o unos días después.
No dejar pasar el tiempo: La cobranza judicial se realiza cuando el deudor no ha cumplido con sus obligaciones crediticias y se ha atrasado en pagar el dinero prestado por un acreedor.
Por esta razón, es clave actuar lo antes posible y una vez que comiencen a aparecer problemas financieros que le impidan cumplir con el pago de sus deudas buscar alternativas a las que pueda recurrir y así evitar llegar a un proceso judicial, que puede tener consecuencias como el remate de sus bienes.