La catástrofe se produjo durante la madrugada en una granja situada Ebhausen, en el sureste de Alemania, el origen del siniestro aún se desconoce y no hay indicios que el fuego haya sido provocado por terceros.
Hasta el lugar asistió un centenar de bomberos de ciudades vecinas para ayudar a combatir las llamas, a pesar de los esfuerzos no pudieron hacer nada para salvar a 86 camellos que murieron atrapados por las llamas, sólo 5 camellos fueron rescatados.
Se estima una pérdida cercana a los dos millones de euros.
Su dueño, un hombre de 73 años, compró su primer camello en 1987 y abrió la granja en 2002, donde realizaba paseos con los animales, además de excursiones a colegios de la región.
También ofrecía terapias naturales a través del contacto con los camellos. La leche de los animales era vendida a institutos cosméticos y laboratorios.
La granja era muy conocida en la región, incluso llamaba la atención de los científicos interesados en las diversas propiedades de su leche y en el comportamiento de los animales.