Amsterdam ya contaba, además del museo Van Gogh, con un museo de la Marihuana.
Ahora, junto a los escaparates del Barrio Rojo, abrirá sus puestas una polémica galería: el Museo de la Prostitución. Situado en el distrito más deseado de la ciudad, este nuevo centro nace con afán instructivo, según sus propietarios. Quieren mostrar los grandes secretos de la seducción.
A la entrada, un sugerente holograma da la bienvenida al visitante. En la sala de cine, un documental repasa la vida cotidiana de las prostitutas, mayores de 21 años, sus jornadas de 11 horas y sus horas de ocio.
El museo revisa la historia de la prostitución en la ciudad, desde sus orígenes en el siglo XVI hasta el año 2000, cuando pasó a ser una práctica legalizada en Holanda.
Este jueves este peculiar museo abrirá sus puertas, desvelando algunos de los secretos del popular barrio. En él trabajan 900 prostitutas, en unos 276 escaparates. La idea es contribuir a la "normalización" del oficio, cuya legalización en 2000 en Holanda siempre estuvo rodeada de polémica.
El centro promete ofrecer una completa "experiencia" para el visitante, que tendrá incluso la oportunidad de situarse en el lugar de la prostituta dentro del escaparate, ver las habitaciones, con su modalidad barata o de lujo, instrumentos sadomasoquistas y ver la moda de las meretrices desde los años veinte a la actualidad.
Las prostitutas que trabajan en el Barrio Rojo son mujeres de entre 21 y 55 años, muchas jóvenes que no alcanzan a pagarse los estudios, o madres solteras, en "el 70 % de los casos, con una pareja estable", según fuentes del museo. Trabajan "una media de 5 años" y muchas de ellas nunca acaban de retirarse "porque se acostumbran a un estándar de vida de ingresos altos".
Al terminar la visita al museo, al visitante se le ofrece, con sentido del humor, un reclinatorio para que confiese sus pecados de lujuria.
El precio para pasear por el "Red Light Secrets Museum" es de 7 euros y medio.