La noticia sobre el hallazgo de José Salvador Alvarenga en alta mar, tras 14 meses perdido, recorrió el mundo el año pasado.
Se trató de un navegante salvadoreño que zarpó junto a un acompañante, en 2012, desde costas mexicanas cuando se perdió su rastro.
El hombre, de 40 años, fue rescatado en condiciones óptimas por un buque carguero en las Islas Marshall del Océano Pacífico, siendo bautizado como el "Robinson salvadoreño" y su vida cambió radicalmente a partir de entonces.
Pese su afortunado destino, Alvarenga ahora enfrenta un nuevo problema. La familia de su compañero, Ezequiel Córdova, lo acusa de haber comido el cuerpo del joven de 22 años, que habría muerto cuatro meses después del naufragio. Además, le exigen el pago de un millón de dólares producto de las ganancias que obtuvo por el libro "438 days".
José es sindicado además en su país de farsante e incluso de traficante de drogas. Pese a ello, el hombre mantiene firme su versión y asegura que Ezequiel falleció al no adaptarse a la comida a base de peces, tortugas y aves crudas, a la que él tuvo que recurrir para mantenerse con vida.
La familia de Córdova cree que el salvadoreño recurrió al canibalismo para sobrevivir. Sin embargo, el abogado que representa al demandado, Ricardo Cucalón, afirma que el delito que se le imputa a su cliente "no se puede comprobar".
Lo que José Salvador relata es que cuando vio que murió su amigo, mantuvo el cuerpo en la embarcación durante seis días para después lanzarlo al agua.
De hecho, tras el rescate argumentó que "nunca pensé en el canibalismo. Ya me había adiestrado en atrapar peces y tortugas y manteníamos un suministro para cinco días. Ezequiel se desesperó, pensó que no nos salvarían y no comía. Al final estaba tan débil que ya no podía ni hablar".