Desde hace algunos años, las noticias relacionadas con el oso polar Arturo han dado la vuelta al mundo una vez que Greenpeace y organizaciones animalistas iniciaron campañas para que sea trasladado del zoológico de Mendoza, donde debe soportar altísimas temperaturas que no se condicen con su hábitat natural.
Los expertos han dicho que Arturo nunca debió ser aceptado en este recinto, ya que en verano padece temperaturas que en ocasiones alcanzan los 40 grados, pese a que en condiciones naturales de su natal Ártico vive perfectamente a -50C. Estos antecedentes, sumados a su triste semblante, han llevado a bautizarlo como el "oso más triste del mundo".
Ahora, desde el cuestionado zoológico informaron que la salud del oso Arturo se encuentra muy comprometida y advierten que su pronóstico es "reservado a grave".
Según la información dada a conocer, "el aspecto de mayor preocupación es la pérdida de apetito, consecuente con la disminución de su peso en los últimos días y pérdida de visión y olfato".
El ejemplar fue sometido el 10 de mayo a un procedimiento de anestesia con especialistas para determinar las causas del decaimiento generalizado que el animal presentaba.
Los estudios realizados indicaron la presencia de osteólisis del hueso nasal, es decir, desgaste del hueso. Por esto se produjo una infección ocasionada por una combinación de bacterias y hongos, por lo que se realizó un tratamiento antibiótico específico prolongado.
Según detalla diario Uno de Argentina, aunque Arturo recuperó actividad se muestra cada día más renuente a recibir la medicación y últimamente a recibir los alimentos, a pesar de variados intentos de enriquecimiento alimentario que continúan realizando para lograr recuperar su interés en los mismos.