En un tono jocoso, muy poco característico de su discurso bélico y confrontacional, el presidente de Siria, Bashar al Asad, bromeó sobre el premio Nobel de la Paz que obtuvo la Organización para la Prohibición de Armas Químicas y dijo que él merecía recibirlo.
En una conversación con el diario oficialista, Al Akhbar, Asad dijo que "el premio debería haber sido para mí" y no para la organización encargada del desarme químico de Damasco y otras ciudades del régimen.
El comentario, sin duda traerá consecuencias, sobre todo, porque en estos momentos continúan las discusiones sobre una posible conferencia de paz respecto a la guerra civil en Siria.
Mientras Bashar al Asad bromea, los enviados de la ONU y la organización premiada con el Nobel continúan trabajando en el país árabe para poner fin al conflicto que ha dejado más de cien mil muertos.
En materia diplomática, este lunes el secretario de Estado norteamericano, John Kerry, urgió a la comunidad internacional para fijar una fecha de la conferencia de paz que llevará por nombre Ginebra II.
Sin embargo, según Asad, esta cita sólo tendrá validez cuando se ponga fin al apoyo a la oposición.