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Brasil: descontento continúa a un día del inicio del Mundial

Manifestaciones contra el Gobierno de Dilma Rousseff continúa en medio de los brasileños que buscan disfrutar el Mundial.

24Horas.cl TVN

Viernes 13 de junio de 2014

Las manifestaciones convocadas el jueves para la apertura del Mundial atrajeron a muy pocos brasileños porque una mayoría silenciosa quiere disfrutar del torneo, aunque persiste la insatisfacción general, estiman analistas.

La policía lanza gases lacrimógenos y balas de goma, los manifestantes piedras y botellas de cerveza: las imágenes de los enfrentamientos el jueves en Sao Paulo pocas horas antes del partido inaugural de la Copa del Mundo entre Brasil y Croacia (3-1) dieron la vuelta al mundo.

Pero en total, apenas unas 5.000 personas se manifestaron contra la Copa en seis de las 12 ciudades sede del Mundial, una cifra insignificante para este inmenso país de 200 millones de personas, que en su mayoría vistió la camiseta amarilla de la Seleçao para hinchar por su país.

En junio de 2013, durante la histórica revuelta social que sacudió al gigante sudamericano, más de un millón de brasileños salieron a las calles a denunciar la exorbitante factura del Mundial-2014 y pedir que ese dinero fuera invertido en hospitales, escuelas y en mejorar el deficiente transporte público.

APOYO A LA SELEÇAO

Al igual que Milene Souza, de 20 años, la mayoría piensa que "este no es el momento de hacer manifestaciones". "Habrá que expresarse en las urnas en octubre, durante las elecciones generales", dijo la joven a la AFP en la célebre playa de Copacabana de Rio de Janeiro, mientras asistía a la 'fan fest' de la FIFA.

"Estas manifestaciones me enferman. Dicen que todo lo que hace el gobierno es malo. Si hay Mundial, se quejan, si no hay Mundial, se quejan también. ¿Pero qué hacen de positivo, de útil?", se interroga en el centro de Rio Arturo Domingues, un hombre de 36 años que duerme en la calle, y que durante nueve años fue trabajador clandestino en Inglaterra.

"La mayoría de ellos reclama mejor salud y educación, pero no quieren pagar impuestos", dice apuntando con el dedo índice a los vendedores ambulantes.

En pleno partido inaugural, la brecha entre un puñado de manifestantes en Copacabana y los 20.000 hinchas de la 'fan fest' era abismal.

Con el primer gol a favor de Croacia, los anarquistas saltaron de alegría, gritando. Los miles de hinchas apiñados frente a las dos pantallas gigantes estaban consternados.

Y cuando Brasil igualó con el primer gol de Neymar, provocando una explosión de alegría de los hinchas, los Black Blocs gritaban "¡A la mierda la Copa!", recibiendo como respuesta un "¡Váyanse hijos de p...".

BLACK BLOC, ÚNICO PUNTO EN COMÚN CON 2013

"El único punto en común entre junio de 2013 y hoy es la presencia de Black Blocs", explica el sociólogo José Augusto Rodrigues, de la Universidad de Rio (UERJ).

"Asistimos a la recuperación de las calles por parte de movimientos más tradicionales, como los sindicatos que se aprovechan de la vitrina del Mundial" para reclamar alzas salariales, agrega.

El eslógan "No habrá Copa" no refleja la naturaleza del movimiento de 2013, que expresaba una insatisfacción generalizada contra la mala calidad de los servicios públicos, la corrupción de la clase política y los gastos excesivos para el Mundial, según el académico.

Los métodos violentos de los Black Bloc socavaron la movilización espontánea, a través de las redes sociales, de una clase media no organizada políticamente que manifestaba por primera vez en las calles. "Tuvo miedo de la violencia", subraya Rodrigues.

Unos 300 intelectuales brasileños firmaron recientemente un manifiesto que defiende el derecho a la libre circulación, luego de varias protestas que en las últimas semanas paralizaron la ciudad.

Denuncian que los ciudadanos son tomados como rehenes por sectores como los empleados del metro de Sao Paulo, que durante cinco días hicieron huelga y afectaron a más de 4,5 millones de personas.

Para el experto en violencia Ignacio Cano, de la UERJ, la débil movilización actual responde a cuatro factores: la fatiga después de un año de manifestaciones, un menor poder de convocatoria a raíz de la violencia, el hecho de que la Copa del Mundo sea más atractiva que la de Confederaciones, el hartazgo de los embotellamientos provocados por huelgas y protestas.

Pero el malestar de 2013 por la corrupción o el rol de la FIFA persisten.

"El circo del fútbol ha sido desmontado", reflexiona Cano. "Las manifestaciones han hecho avanzar la cultura política del país. Por ahora son pequeñas pero eso puede cambiar en función de la represión policial, como el año pasado".

Fuente: agencia AFP

Foto: agencia Reuters