Río de Janeiro, conocido por sus playas, fiestas y sobre todo por el Carnaval de febrero, no parece ser tan liberal como la mayoría de los turistas en el mundo creen.
Si allí ver a mujeres prácticamente desnudas es aplaudido, hacerlo en sus playas se transforma prácticamente en un pecado.
Por eso este fin de semana un grupo de mujeres dejó sus biquinis en las casas y se tomaron la arena del balneario de Ipanema para exigir la legalización del "topless".
“¿Por qué aquí no podemos hacer lo mismo que en otros lugares? Aquí la gente tira basura pero no se puede ir en topless. No tiene sentido”, dijo la cineasta local Ana Paula Nongueira.
La iniciativa ha generado un intenso debate sobre la legislación vigente, porque desde el año 1940 esta práctica es considerada como un "atentado al pudor" y puede ser penalizada con multas e incluso con cárcel.
A pesar que la convocatoria de este topless masivo inundó las redes sociales - 8 mil personas confirmaron su asistencia - pocas fueron las que efectivamente se atrevieron entre insultos y aplausos a mostrar sus pechos.
“No poder venir a la playa y disfrutar tu cuerpo es una locura. Temo que algún guardia venga a arrestarme”, comentó Natalia Lorenzo, vendedora de Ipanema.
Brasileñas convocan a topless masivo por la "libertad de sus cuerpos"
Brasileñas convocan a topless masivo por la "libertad de sus cuerpos"
Por más de cuarenta años las mujeres en Brasil han luchado por la legalización de esta práctica. Hacerlo hoy puede significarles un año tras las rejas.
Hace unos quince días el concejal Elton Babú propuso un proyecto de ley que permita la práctica del "topless" en las playas cariocas. El proyecto chocó con quienes defienden la moral y aseguran que para eso están las playas nudistas.
"Es necesario que haya un entorno propicio para eso. No se puede hacer en cualquier lugar. Para las personas que conviven en la sociedad tiene que existir un conjunto de reglas", apuntó la psicóloga Rosangela Montalvo.
Pero la lucha por la "igualdad de sexo" en una de las principales ciudades brasileñas no es nueva. Ya en 1970 se exigía exactamente lo mismo. Ante la presión social una de las pioneras incluso intentó quitarse la vida.
“No uso topless infelizmente, porque todavía no soy una persona libre para eso. Ahora, espero que un día tenga la libertad de ir a la playa en topless, o hasta sin ropa que sería más bonito”, decía una mujer en 1970.
40 Años después todavía su sueño no se cumple, pero las mujeres están dispuestas a ser arrestadas una y otra vez si es necesario para así poder lograr - como dicen ellas - la libertad de sus cuerpos.