Han sido malas semanas para el candidato a la presidencia norteamericana, Mitt Romney. El republicano ha cometido errores que podrían ser letales en las próximas elecciones del 6 de noviembre, donde se enfrenta al actual presidente de Estados Unidos, Barack Obama.
El ex gobernador del estado de Massachusetts tuvo una débil presentación en la convención republicana que no logró causar efecto sobre los votantes y sobre todo, no consiguió humanizar su imagen y sacarse el estigma de ex ejecutivo que posee una fortuna estimada en 250 millones de dólares.
El candidato presidencial tuvo una improvisada respuesta ante la situación de violencia que se vive actualmente en Medio Oriente, y además, se filtró un video que lo muestra burlándose del 47% de votantes estadounidenses.
Por otro lado, Obama corre con una leve ventaja que se acrecenta por la aprobación que tiene de los votantes de Ohio, Virginia y Florida, que representan un gran número de votantes indecisos que son claves para poder llegar al poder.
A pesar de esto, el republicano sigue de cerca al actual presidente. Romney trata de revivir su campaña y para esto se prepara para el debate presidencia de octubre, donde pretende mostrarse como el candidato más indicado para el pueblo norteamericano.
A favor de Mitt Romney, están las debilidades que presenta la candidatura de su opositor. Una tasa de desempleo de 8.1%, débil crecimiento económico y un gran número de ciudadanos que creen que Estados Unidos va por mal camino, son factores negativos que debilitan la candidatura de Obama e indirectamente, ayudan a que el candidato republicano no amplíe su desventaja.
"Si yo fuera uno de los chicos de Obama en Chicago, estaría pensando qué se necesita para deshacerse de este tipo, no se irá", comentó el estratega republicano Rich Galen.
Las encuestas estadounidenses arrojan que los ciudadanos consideran que Barack Obama atiende más las preocupaciones que Romney. Analistas estadounidenses afirman que el ex gobernador debe suavizar su imagen y mostrarse como una persona más cálida, tal como trató de hacerlo este miércoles en Florida, donde suavizó su tono sobre sobre la reforma de salud de Obama y sobre la inmigración ilegal