Las balas y las bombas no son las únicas que provocan la muerte en Siria.
El país árabe, donde han fallecido unas 100 mil personas a causa del conflicto, experimenta una dura crisis alimentaria que obligó a un grupo de clérigos musulmanes a permitir que los seguidores del islam puedan comer carne de perros, gatos y burros.
A través de un edicto islámico, los religiosos hicieron "un llamado humanitario doloroso a todo el mundo sobre la situación que estamos viviendo en el sur de Damasco".
Según los clérigos, los habitantes que aún permanecen en la capital siria corren el riesgo de morir de hambre a causa del desabastecimiento que ha provocado la guerra civil.
Por eso, autorizaron a todos quienes profesen la fe musulmana, a comer carne de gatos, perros y burros. Esta medida, podría incluir en el futuro la antropofagia si la situación continúa empeorando, advirtieron los religiosos.
Diversas interpretaciones del Corán indican que la religión musulmana prohíbe comer dichos animales, por eso, fue emitido este edicto que, a lo mejor, podría ayudar a quienes hoy se encuentran sufriendo las consecuencias de la guerra civil en Siria.