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Comisión del Senado de Brasil vota sobre impeachment de Dilma Rousseff

El voto de la comisión no es vinculante pero marca el último paso formal antes de que el plenario del Senado decida el próximo miércoles o jueves si inicia un juicio político contra la mandataria y la aparta del poder.

Agencia AFP

Viernes 6 de mayo de 2016

La comisión especial del Senado brasileño que analiza el pedido de impeachment contra la presidenta Dilma Rousseff se apresta a votar este viernes su recomendación al plenario, que posiblemente la suspenda del cargo la semana próxima.

El voto de la comisión no es vinculante pero marca el último paso formal antes de que el plenario del Senado decida el próximo miércoles o jueves si inicia un juicio político a Rousseff y la aparta del poder por hasta 180 días mientras la juzga.

La oposición acusa a Rousseff de haber cometido un "crimen de responsabilidad" al utilizar préstamos de bancos estatales para ocultar déficit presupuestarios en 2014 y 2015.

En abril, la cámara de Diputados aprobó por una aplastante mayoría la continuidad del juicio político contra Rousseff.

"Impeachment golpista"

Rousseff insiste en que es víctima de un "golpe parlamentario" y asegura que resistirá hasta el final.

Si es suspendida de su cargo, el vicepresidente Michel Temer, un exaliado del gobierno que se ha convertido en su principal enemigo, asumirá la presidencia de forma interina.

"Vivimos un impeachment golpista. Está en juego una elección indirecta travestida de impeachment (...) Los que están usurpando el poder, el señor vicepresidente de la República, son cómplices de un proceso extremadamente grave", dijo la primera presidenta mujer de Brasil, una exguerrillera de 68 años que fue torturada durante la dictadura militar (1964-1985).

"Soy la presidenta electa, no cometí ningún crimen y si renuncio entierro viva la prueba de un golpe, sin base legal, que tiene como interés enterrar las conquistas de los últimos 13 años. Resistiré hasta el último día", prometió Rousseff al entregar 25.000 hogares para brasileños de bajos ingresos.

A menos de tres meses de los Juegos Olímpicos que comienzan el 5 de agosto en Rio de Janeiro, Brasil es sacudido por la batalla por el impeachment, una recesión económica que se anticipa como la peor en un siglo y una enorme investigación por corrupción en la estatal Petrobras, que tiene a decenas de políticos y grandes empresarios en la mira.

Un remolino de corrupción

Mientras Rousseff lucha por su supervivencia política, tanto sus mayores aliados -incluido el expresidente Lula- como sus más acérrimos enemigos son blanco de investigaciones y denuncias en el mayor escándalo de corrupción de la historia de Brasil, que defraudó a Petrobras en más de 2.000 millones de dólares y engrosó bolsillos de políticos del gobernante Partido de los Trabajadores y aliados, así como las arcas de sus partidos.

El arquitecto del impeachment, el diputado Eduardo Cunha, fue suspendido el jueves por la Corte Suprema de su cargo como presidente de la Cámara baja por intentar obstruir investigaciones en su contra vinculadas al escándalo en Petrobras.

Cunha, aliado de Temer y considerado uno de los políticos más poderosos y astutos del país, es acusado por la fiscalía de tener cuentas secretas en Suiza, de usar a aliados para pedir sobornos a empresas con contratos con Petrobras y de desviar dinero en contratos de Furnas, una subsidiaria de la estatal Eletrobras.

Cunha será reemplazado en la presidencia de la Cámara por otro diputado que también es investigado por supuesta participación en el megafraude a Petrobras.

Temer no es blanco de investigaciones en la trama de corrupción, aunque fue mencionado como involucrado por el exlíder del PT en el Senado, que firmó un acuerdo de delación premiada con la justicia para reducir su pena en el marco de la causa.

En otro giro inesperado, el jueves se supo que Temer puede ser impedido de presentarse a un cargo de elección durante ocho años porque fue declarado culpable de violar reglas del financiamiento de campañas.

Pero esta prohibición no le impediría asumir la presidencia de manera interina la semana próxima, ya que no habría una elección para ello.

Parálisis

El gobierno y el Congreso están prácticamente paralizados, con las medidas de ajuste fiscal propuestas por Rousseff para combatir la crisis archivadas en una gaveta.

La agencia internacional de calificaciones Fitch siguió el jueves los pasos de sus competidoras y volvió a bajar a BB de BB+ la nota de la deuda soberana del país, que ya había perdido hace unos meses el preciado grado de inversión.

La economía se contrajo 3,8% el año pasado, la mayor caída del PIB en un cuarto de siglo, y se estima que este año tendrá un retroceso similar y en 2017 un crecimiento cero. Cifras que están a años luz del espectacular crecimiento de 7,5% registrado en 2010, en pleno boom de los precios de las materias primas.

Los mercados no esconden su satisfacción con la alta posibilidad de que Temer asuma el poder la semana próxima y rompa el impasse en el Congreso para aprobar medidas de ajuste y control fiscal.