Buscar trabajo de la manera tradicional ha dejado de tener sentido en España. Los currículums vitae se amontonan en los despachos, buscar por internet no da resultados, actualizar el perfil de Linkedin es insuficiente, y los procesos de selección se convierten en multitudinarios concursos. ¿Qué solución queda para hacerse visible a las empresas?

La respuesta a esa pregunta llevó a un joven abogado madrileño, Carlos Goncer, a comenzar un proyecto a través de las redes sociales para encontrar empleo, cansado de esperar una oportunidad que no llegaba. Y lo ha conseguido.

Decía Albert Einstein que la crisis es la mejor bendición que puede sucederle a las personas y países porque de ellas surgen los progresos.La creatividad, aseguraba, nace de la angustia. Y así nació la idea de "Kilómetros por un empleo".

Pese a las ganas y la preparación, hasta hace sólo unos días Carlos se encontraba sin empleo "en el paro", sumándose a tantos otros jóvenes españoles menores de 25 años. Después de tiempo buscando, de entrevistas sin éxito, pensó relacionar su hobby de correr, con la búsqueda de empleo para intentar diferenciarse y llamar la atención de las empresas. "Kilómetros por un empleo" consistía en correr un kilómetro por cada día que seguía sin trabajo. Usó las redes sociales para darse a conocer y promocionar su proyecto, con videos y actualizaciones constantes para conseguir notoriedad.

El reto empezó el cinco de noviembre y terminó el día 30 del mismo mes. Cada día Carlos añadía un kilómetro a su marcha por el empleo, descansando los fines de semana. El último día llegó a los 20 kilómetros, y entonces recibió la llamada esperada. Carlos consiguió llamar la atención de una empresa que apostó por su creatividad y sus ganas de trabajar.

Ser diferente fue su principal meta. "Pensé que para ser diferente tenía que lucir aquello que se me da bien. Quería transmitir que pese a tener poca experiencia soy un joven creativo, con ganas, proactivo, positivo y con ideas". Su proyecto tenía de fecha límite final de año. Entonces, si fracasaba, se había propuesto emigrar a otro país en busca de oportunidades.

"En otros países como Estados Unidos y Canadá estas iniciativas están a la orden del día entre los jóvenes, pero en España la nube de negatividad que lo cubre todo nos paraliza y nos impide ser creativos e innovar", afirma Carlos.