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¿Cómo es y qué trae en su interior la nave espacial que caerá en la Tierra?

La misión, que consta una base de titanio y acero, fue lanzada el 28 de abril y tenía como fin entregar diversos suministros a seis astronautas de la Estación Espacial Internacional.

Sebastián Mora

Martes 5 de mayo de 2015

El pasado 28 de abril la nave espacial rusa Progress M-27M fue lanzada al espacio desde Baikonu, en Kazajstán, con el fin de entregar provisiones a la Estación Espacial Internacional (EEI).

Sin embargo, unas fallas en la acoplación del vehículo con su destinatario hicieron que la nave saliera de su órbita siendo imposible su recuperación, lo cual desencadenará su caída hacia zona terrestre.

Pero, ¿cómo es y qué trae consigo esta máquina?

Con un peso de más de siete toneladas, la Progress M-27M posee una estructura sólida y presenta una dirección descontrolada y que gira sobre su propio eje tras el desperfecto técnino.

La pérdida de la embarcación, que a su vez no es tripulada por personas, tuvo un costo de 88 millones de euros, los cuales no podrán ser aprovechados para entregar los suministros.

Del total de la carga, casi dos toneladas y medias estaban destinadas para los seis astronautas que  se ubican a más de 300 kilómetros de la tierra en la EEI.

En paralelo, la composición de titanio y cilindros de acero de la nave haría que parte de su estructura no se alcance a desintegrar pudiendo desplomarse en la superficie de planeta.

Los cálculos indican que el próximo sábado 9 de mayo debiese caer el artefacto en el Atlántico, a mil 600 kilómetros al este de Cuba.