Un hostil recibimiento tuvo el primer ministro egipcio, Hisham Qandil, cuando visitaba las inmediaciones de la plaza Tahrir, en El Cairo.
El convoy en que se movilizaba fue atacado por piedras y botellas que lanzaron manifestantes que protestan contra el presidente, Mohamed Mursi.
Hisham Qandil abandonó el lugar después del ataque y desde la oficina del primer ministro señalaron que el jefe del gobierno tuvo que "hacer frente a jóvenes y a alborotadores".
En tanto la policía egipcia antidisturbios rodea el palacio presidencial para evitar nuevos incidentes tras una noche marcada por enfrentamientos entre manifestantes y efectivos policiales que dejaron 1 muerto y numerosos heridos.