Ayer jueves en la noche la presidenta de Argentina, Cristina Kirchner reprendió desde la Casa Rosada a sus aliados y opositores. "Sólo hay que tenerle temor a Dios y a mi, en todo caso, un poquito", sentenció.
Esta suerte de advertencia fue transmitida a través de los medios de comunicación en cadena nacional, una práctica constante en la mandataria que ya ha sido bautizada como "Aló Presidenta".
El extraño mensaje iba dirigido a los gobernadores provinciales, muchos de ellos también peronistas. "Basta de echarle la culpa a los demás de lo que no son capaces de hacer (...) que nadie ponga excusas y se haga cargo de la responsabilidad de gobernar", sentenció la mandataria.
Kirchner no dudó en indicar lo mucho que le molesta que las cosas no se hagan o se hagan mal, a lo que agregó "a ningún argentino le vayan con el cuento que hacen tal cosa porque esta presidenta los manda".
REACCIONES
Sin duda los dichos de Kirchner no pasaron desapercibidos. En efecto, cuando enunció la controvertida frase, muchos ministros secretarios y funcionarios que presenciaban su discurso celebraron la ocurrencia aplaudiendo y haciendo risas, en una suerte de "palos blancos" oficialistas en esas alocuciones.
Por su parte, el diputado peronista, Francisco de Narváez, consideró "muy fuerte" cuando la presidenta dijo "hay que temerle a Dios pero también un poquito a mí". La verdad, a mí no me da miedo, me da vergüenza".
Para rematar, de Narváez aclaró que "me da vergüenza que desde el atril presidencial se haga este tipo de manifestaciones y la señora presidenta comience casi a compararse con Dios".