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En carne propia

La británica Vanity Wonder usa su cuerpo para denunciar excesos del mercado.

Mariángel Calderón

Miércoles 13 de junio de 2012

Conoce a Vanity Wonder, una mujer que carga una pesada cruz. Una mujer que decidió romper los límites estéticos y, por opción propia, pensó que para ser bella, había que gastar más de 11 millones de pesos en cirugías que agrandaran su trasero.

La bailarina exótica y madre de dos hijos, desató la polémica, no por sus inmensas nalgas, sino por hacer público el mercado negro de las operaciones que "embellecen" el cuerpo. La mujer de 30 años, explicó en un libro cómo se volvió adicta a las inyecciones de silicona con el objetivo de hacer crecer sus "pompis".

Según publica el Daily Mail,  la mujer, que comenzó a los 17 años a operarse, detalló en el texto que enfermeras, policías y cantantes de gospel, estaban dentro del público habitual de la clínica donde ella se realizaba las intervenciones. Agregó, además que "muchas de esas personas sabían que lo que estaban haciendo era malo".

Vanity Wonder, decidió escribir el libro, porque "muchas personas mienten demasiado sobre las mujeres que se inyectan. Es algo secreto. Decidí decirle a la gente en vez de dejarlos que adivinaran". La bailarina, explicó, además que "algunas chicas se operan sólo, porque todo el resto lo hace. Sin embargo, existen muchas otras razones".

Titulado "Shot girls", el libro detalla la experiencia personal de la mujer que dijo sentirse feliz con su imagen actual."Me siento agradecida de estar aquí en una sola pieza y de poder decirle a la gente que no sigan el mismo camino que yo recorrí, porque alguien podría morir", señaló.