Tras ocho días de protesta, Gendarmería Nacional y la Prefectura Naval de Argentina pusieron fin a la medida de presión tomada para exigir reivindicaciones salariales a favor de los suboficiales de la frontera, cuerpos policiales de Argentina dedicados al control del territorio limítrofe que últimamente también se estaban abocando a la seguridad en grandes ciudades.
Las fuerzas de seguridad argentina están restringidos por ley a realizar cualquier manifestación callejera, sin embargo, nos les quedó de otra que reclamar cuando el principal asesor y hermano de la ministra de Seguridad, Raúl Garré, redactó el decreto que a principios de octubre rebajó los salarios de los uniformados entre el 30% y el 60%.
Si bien, la movilización policial se fue desgastando con el paso de los días, no se detuvo hasta que el Gobierno de Cristina Fernández prometió el pasado martes un aumento en la nómina de los policías de menos rango y además la renuncia del responsable de estas medidas.
La realidad que viven los funcionarios de Gendarmería son ampliamente conocidos por la comunidad, tanto así que incluso hace tres meses la presidenta reconoció la miseria que representa el sueldo de los rangos medios y bajos de esa institución.
Siguiendo el ejemplo de esta histórica protesta, un grupo de 200 suboficiales de la Armada también rompió con lo que decreta la ley y se manifestó en repudio de los aumentos de sueldos que beneficiaron sólo a los superiores.