Las autoridades brasileñas empezaron rápidamente a hacer investigaciones y medidas judiciales desde la noche del domingo, luego del asalto de seguidores del expresidente Jair Bolsonaro al Congreso, el palacio presidencial y la Corte Suprema, en un ataque condenado por la comunidad internacional.
El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, que había ido a Araraquara, en el estado de Sao Paulo (sureste), para observar los desastres causados por inundaciones recientes, volvió en la noche del domingo a Brasilia para constatar los daños en el palacio presidencial y el máximo tribunal.
"Los golpistas que promovieron la destrucción del patrimonio público en Brasilia están siendo identificados y serán castigados", escribió en Twitter.
Estive agora à noite no Palácio do Planalto e no STF. Os golpistas que promoveram a destruição do patrimônio público em Brasília estão sendo identificados e serão punidos. Amanhã retomamos os trabalhos no Palácio do Planalto. Democracia sempre. Boa noite.
— Lula (@LulaOficial) January 9, 2023
📸: @ricardostuckert pic.twitter.com/qkyVZHQQdz
"Democracia siempre", añadió el mandatario, que seguirá trabajando este lunes desde el palacio presidencial pese a los destrozos.
Los disturbios, que dejaron al menos 300 personas detenidas, según informó la Policía Civil del Distrito Federal, provocaron una primera respuesta de las instituciones brasileñas.
Fiscalia general solicitó abrir investigaciones
La Fiscalía general solicitó abrir inmediatamente investigaciones que lleven a la "responsabilización de los involucrados" en los ataques contra las sedes de los poderes en Brasilia.
El gobernador del distrito de Brasilia, Ibaneis Rocha, aliado de Bolsonaro, pidió disculpas a Lula y calificó a los responsables de "verdaderos terroristas".
"En ningún momento pensamos que estas manifestaciones tomarían tales proporciones", afirmó.
Rocha despidió al jefe de seguridad de la capital, Anderson Torres, que había sido ministro de Justicia de Bolsonaro.