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¿Quién escribió realmente la Biblia? La IA revela "firmas ocultas" de autores

Detrás de cada palabra bíblica se oculta una huella lingüística única como una firma. Ahora, la inteligencia artificial está ayudando a detectar estos patrones invisibles durante milenios.

24horas.cl

DEUTSCHE WELLE

Biblia antigua

Martes 17 de junio de 2025

Un equipo internacional de investigadores ha desarrollado un método revolucionario que utiliza inteligencia artificial (IA) y modelización estadística para resolver uno de los enigmas más antiguos de los estudios bíblicos: ¿quién escribió realmente la Biblia?

El estudio, publicado recientemente en la prestigiosa revista académica PLOS ONE, combina tecnología de vanguardia con análisis lingüístico para identificar a los autores de diversos pasajes bíblicos, algunos de los cuales fueron escritos hace aproximadamente 2.800 años.

La percepción de la Biblia varía enormemente según la perspectiva. Para millones de fieles, representa la palabra divina transmitida a través de intermediarios humanos. Sin embargo, según The Times of Israel, la investigación académica contemporánea la analiza como un documento histórico compuesto por múltiples capas textuales que evolucionaron a lo largo de siglos.

Este método basado en IA ofrece ahora herramientas objetivas para distinguir entre esas distintas voces autorales.

"Hasta donde puedo juzgar, los primeros textos de la Biblia se compusieron en el Reino de Israel en la primera mitad del siglo VIII a.C.", afirma el profesor Israel Finkelstein, director de la Escuela de Arqueología y Culturas Marítimas de la Universidad de Haifa (Israel) y uno de los autores del estudio. "La composición de textos se intensificó en el siglo VII [a.C.] en Judá, principalmente en tiempos del rey Josías", según indicó a The Times of Israel.

Thomas Römer, experto bíblico del Collège de France y coautor del estudio, aclara un punto fundamental: "No hay autores de la Biblia en el sentido moderno. Las versiones originales de los pergaminos fueron reelaboradas y reescritas continuamente por redactores que añadían, alteraban y a veces también omitían partes de los textos anteriores".

Orígenes del proyecto 

El proyecto nació de manera casi accidental. En 2010, la matemática Shira Faigenbaum-Golovin y el arqueólogo Israel Finkelstein se unieron para analizar inscripciones en antiguos fragmentos de cerámica.

Aplicando técnicas estadísticas para comparar estilos de escritura, lograron identificar distintos autores de textos del año 600 a.C. Este hallazgo, que mereció la portada del New York Times, despertó una pregunta ambiciosa: si estas herramientas funcionaban con breves inscripciones en barro, ¿podrían aplicarse a la Biblia?

"Llegamos a la conclusión de que los hallazgos en esas inscripciones podían ofrecer pistas valiosas para datar textos del Antiguo Testamento", explica Faigenbaum-Golovin, según un comunicado de la Universidad de Duke. "Fue entonces cuando empezamos a reunir a nuestro equipo actual, que podría ayudarnos a analizar estos textos bíblicos".

Una colaboración interdisciplinar 

El equipo, encabezado por Faigenbaum-Golovin, reunió a profesionales de diversas disciplinas: arqueólogos, biblistas, físicos, matemáticos e informáticos. Esta colaboración única permitió desarrollar un sistema capaz de analizar patrones lingüísticos sutiles que revelan diferentes estilos de escritura.

"Es una colaboración única entre la ciencia y las humanidades", afirmó Faigenbaum-Golovin. "Es una simbiosis sorprendente, y tengo la suerte de trabajar con personas que utilizan la investigación innovadora para ampliar los límites".

Los Rollos del Mar Muerto (foto), descubiertos en las cuevas de Qumrán, son uno de los próximos objetivos de análisis para el equipo investigador, que planea aplicar su innovadora técnica de inteligencia artificial a estos antiguos manuscritos.

Estilos ocultos en la Biblia hebrea

Los investigadores se centraron en los nueve primeros libros de la Biblia hebrea –seleccionando 50 capítulos–, conocidos como Eneateuco, y clasificaron los capítulos en tres tradiciones autorales ya reconocidas por la crítica bíblica: los textos del Deuteronomio, la Historia Deuteronomista (de Josué a Reyes) y los Escritos Sacerdotales (presentes en Génesis, Éxodo y Levítico).

La metodología resultó sorprendentemente efectiva al analizar palabras comunes y sencillas. "Descubrimos que cada grupo de autores tiene un estilo diferente; sorprendentemente, incluso en lo que se refiere a palabras sencillas y comunes como 'no', 'que' o 'rey'. Nuestro método identifica con precisión estas diferencias", afirma Römer.

El equipo adaptó un algoritmo, desarrollado en el campo de la estadística, que analiza la distribución de palabras y creó un diccionario de términos para cada escuela de autoría, con aproximadamente 1.447 términos únicos. 

Según recopila The Times of Israel, los investigadores descubrieron que palabras como Elohim (uno de los nombres de Dios) y lo (que significa "no" en hebreo) caracterizan los textos del Deuteronomio. La Historia Deuteronomista incluye estas mismas palabras con frecuencia, además de melech (rey) y asher (que). Por último, zahav (oro) es característica del corpus de los Escritos Sacerdotales.

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