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Riñones de cerdo muestran función "vital" en humanos, según estudio

En un emocionante avance, los riñones trasplantados no solo generaron orina, sino que también desempeñaron un papel esencial en el filtrado de residuos.

24horas.cl

Viernes 18 de agosto de 2023

Un equipo científico consiguió trasplantar riñones de cerdo modificados genéticamente a un paciente de 52 años en muerte cerebral y, por primera vez, logró que los órganos fueran funcionales: pudieron fabricar orina y depurar creatinina.

El nuevo trabajo se publica en la revista JAMA Surgery y –según sus responsables– supone un avance en la ciencia y en los xenotrasplantes como terapia para tratar potencialmente la insuficiencia renal terminal, abordando "la grave crisis mundial de escasez de órganos renales".

"Ha sido realmente extraordinario ver la primera demostración preclínica de que unos riñones de cerdo modificados adecuadamente pueden proporcionar una función renal normal y vital a un ser humano de forma segura y con un régimen de inmunosupresión estándar", resume la cirujana Jayme Locke, quien dirige la investigación.

Los riñones –agrega– funcionaron notablemente a lo largo de este estudio de siete días.

El "modelo" Parsons

El trasplante se llevó a cabo utilizando el "modelo Parsons", un modelo preclínico de muerte cerebral humana desarrollado por la Universidad de Alabama para evaluar la seguridad y viabilidad de los xenoinjertos o trasplantes renales de cerdo a humano.

La investigación se llevó a cabo en una persona que indicó a su familia que quería que su cuerpo fuera donado para la investigación tras su muerte.

Se trata de un sujeto de 52 años de edad, que padecía hipertensión y enfermedad renal crónica en estado 2.

Al paciente se le extirparon los dos riñones y se le suspendió la diálisis, tras lo que se le practicó un xenotrasplante compatible.

Órganos con diez modificaciones genéticas

Los órganos del animal –generados por la empresa Revivicor– albergaban diez modificaciones genéticas, cuatro genes porcinos inactivos y seis genes humanos añadidos.

En la investigación de ahora, la persona fallecida estaba estable cuando se presentó para el estudio, lo que permitió al equipo de Locke seguir la investigación durante siete días –el experimento publicado el pasado año duró 74 horas–.

Como el sujeto estaba estable y los riñones se encontraban en un entorno favorable, no se produjo ningún retraso en la función renal, algo que no ocurrió previamente.