A la crisis económica española se une una creciente crisis de la credibilidad institucional, que alcanzó su máxima expresión este jueves con la dimisión del presidente del Tribunal Supremo, el juez Carlos Dívar.
Su permanencia al frente del máximo tribunal hispano y del Consejo General del Poder Judicial (CGCPJ, órgano de gobierno de los jueces españoles) era insostenible desde hacía poco más de un mes, cuando el diario El País dio a conocer varios viajes de lujo hechos por Dívar con cargo a los presupuestos de la corte.
La pasada semana había anunciado que este jueves anunciaría una decisión "rotunda y contundente" sobre su disputada continuidad en el cargo, lo que fue entendido como un anuncio entre líneas de su dimisión como máxima autoridad judicial del Estado.
Poco después de empezar el pleno extraordinario convocado ante la crisis de la institución, Dívar anunció su salida, sin dejar siquiera que se votaran las mociones presentadas para forzar su marcha. Según indicó el mismo diario, el ya ex presidente del Supremo señaló a los presentes que "no tengo conciencia de haber hecho nada malo, pero la situación era insostenible". Asimismo, aseguró que se trataba de una "víctima de una campaña cruel y desproporcionada", si bien no guardaba "rencor" a nadie.
Lo cierto es que la situación del veterano magistrado era insostenible desde que se conoció que Dívar cargó a cuenta del tribunal caras estancias en hoteles de lujo de toda España (especialmente en el exclusivo balneario andaluz de Marbella), así como cenas en caros restaurantes. Se descubrió un total de 32 viajes sospechosos, con un importe total de 28 mil euros (unos 17,7 millones de pesos).