Egipto se sitúa un día más al borde del abismo.
La tensión entre los seguidores del depuesto presidente Mohamed Mursi y las fuerzas que le derrocaron volvieron a dispararse este miércoles, cuando las fuerzas de seguridad cargaron para desalojar dos plazas tomadas en El Cairo por los seguidores del derrocado mandatario islamista.
Con gases lacrimógenos y disparos contra la multitud, el Ejército atacó a centenares de seguidores de Mursi que habían acampado en las plazas de Rabea al Adauiya y de Al Nahda.
Testigos han indicado a diversas agencias que los militares llegaron a dispersar las reuniones en helicópteros desde los cuales lanzaron las bombas lacrimógenas y bajaron paracaidistas hacia las azoteas de las edificaciones colindantes a las plazas.
"Cayeron encima de los edificios y empezaron a disparar", señaló Ali Mohamed, uno de los acampados, en declaraciones que reproduce El Mundo.
Agregó que el grupo de manifestantes quedó atrapado, pues las calles que llegaban a las plazas estaban cerradas pese a que el gobierno señaló que quienes quisieran abandonar la concentración lo podrían hacer.
Los Hermanos Musulmanes, leales a Mursi, denunciaron que la cifra de fallecidos supera el centenar, mientras que el Ministerio de Sanidad señaló que se registraron 13 muertos y 98 heridos.
"Esto no es un intento de dispersión, sino una sangrienta tentativa de aplastar todas las voces de oposición al golpe militar", escribió en Twitter el vocero del grupo islamista.
Tras la denuncia de la masacre, seguidores de los Hermanos Musulmanes a lo largo de Egipto han salido a las calles para protestar lanzando piedras y encendiendo neumáticos para cortar las vías.
Desde que Mursi fue derrocado por el Ejército el pasado 3 de julio, miles de personas han protagonizado diversas manifestaciones en apoyo al ex mandatario y han fallecido más de 250 personas.