"¿Lo notas? Está frío, ¿verdad? ¿Imaginas el dolor que te produciría si te lo clavara? Un dolor inimaginable. Con el primer golpe te cortaría las venas. La sangre se mezclaría con la saliva".
Es parte del aterrador testimonio que entregó Javier Espinoza, un periodista del diario El Mundo de España, quien permaneció 194 secuestrado por el grupo terrorista ISIS.
El relato que entregó Espinoza a El Mundo, continúa...
Los terroristas del Estado Islámico, luego le decían: "La segunda acometida te abriría el cuello. Ya no estarías respirando por la nariz sino directamente por el esófago. Hacéis unos divertidos gritos guturales. Lo he visto antes. Os retorcéis como animales, como cerdos. El tercer golpe te arrancaría la cabeza. Te la colocaría sobre la espalda".
El reportero reveló que una vez le pusieron una pistola en la cabeza y apretaron tres veces el gatillo... El propósito, dice, era para que al momento de ser grabado su cara fuera de espanto.
Ahora sabe que a esta táctica de terror, es la llamada "falsa ejecución".
Espinoza reveló que los tres primeros meses no sufrieron maltratos físicos, pero explica que "desde nuestro pequeño habitáculo podíamos escuchar las terribles golpizas que sufrían los otros reos. Gritos desgarrados acompañados del ruido que hacían las porras y cables de plástico que usaban para lacerar a sus víctimas".
Pero con el tiempo, las torturas físicas y psicológicas aumentaron: "Nos habían reducido a ser simples animales. Nos sacaban de la jaula para ir al baño dos o tres veces al día y nos servían la comida en una escudilla que hacían entrar en la celda empujándola por el suelo con el pie. Un día nos dieron arroz. Encima habían dejado los huesos roídos del pollo que se debió comer algún carcelero".