"El discurso del presidente Mursi, antes de que expirase el ultimátum, no cumplió con las demandas del pueblo". Con estas palabras el general Abdel Fattah al-Sisi confirmó el derrocamiento del ahora ex mandatario y de paso abrió un incierto pero “definido” mapa político ante la ebullición que en estos momentos se toman las calles de El Cairo y el resto de las ciudades.
La salida de Mursi se enmarca en la expiración del ultimátum entregado el pasado lunes con un plazo de 48 horas para calmar las revueltas sociales del país.
Tras la justificación de Al Sisi, el Ejército tomó cartas en el asunto y, luego de consultar con personeros de la oposición y líderes religiosos, informaron al mundo a través de una cadena nacional la caída del período de Mursi, quien ya había reemplazado al derrocado Mubarak tras los comicios celebrados hace un año.
Aseguró que la "hoja de ruta" se tomó con las representaciones mencionadas anteriormente.
De esta manera la constitución que regía al país quedó “provisoriamente suspendida”, quedando como nuevo presidente interino el jefe del Tribunal Constitucional, Adly Mansour, quien en su calidad de máxima autoridad imperante tendrá la jerarquía de emitir decretos. También fue disuelto el Parlamento.
Este precedente proyecta nuevas elecciones legislativas y presidenciales, las cuales se realizarán de manera anticipada y contarán con el pleno respaldo y supervisión del Ejército.