En un establecimiento en Braamfontein, Sudáfrica, se captó a dos funcionarios de la empresa de comida rápida Kentucky Fried Chicken (KFC) lavando unos pollos que estaban tirados en el suelo y rodeados de basura.
A partir de esto se generó una polémica que obligó a la empresa a pedir disculpas públicas a través de un comunicado, además de aclarar que esa carne no iba a ponerse a la venta, sino que iba a ser tirada a la basura porque no cumplían con los estándares de calidad de la empresa, según consigna 20minutos.es
De igual modo califican como inaceptable el proceso de limpiado de las piezas de pollo por lo que decidieron clausurar, por el momento, el establecimiento de comida rápida.