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Florida, el punto negro

Un día después del cierre de los colegios electorales, sigue el recuento en el estado sureño.

24horas.cl Tvn

Miércoles 7 de noviembre de 2012

Las elecciones terminaron hace 24 horas.

Ya se conoce el nombre del ganador -el reelegido presidente Barack Obama-, el color de los estados -rojo republicano, azul demócrata-, el nombre de los legisladores, senadores y gobernadores elegidos.

Pero como empieza a ser una molesta costumbre, hay un lugar en el mapa que sigue sin tener una resolución clara y continúa contando votos: Florida.

No es que peligre el resultado final, pero lo cierto es que el "Sunshine State" se ha convertido en noticia permanente en cada proceso electoral por las complicaciones y dificultades existentes tanto en el momento de sufragar como en el del conteo.

En este caso, el condado más complicado es uno bien conocido, el de Miami-Dade, cuyos funcionarios seguían introduciendo miles de votos en las máquinas escaneadoras para computar el número exacto de sufragios.

En juego estaba conseguir que al final de este miércoles Florida dejara de ser el único estado sin color definido (azul o rojo), abandonando el humillante gris que empieza a ser típico después de cada elección.

Al comienzo del día se informó de que debían ser contados aún 20 mil votos de ausentes. La oficina del alcalde de Miami-Dade, Carlos Gimenez, hizo público un comunicado en el que aseguraba que "la longitud sin precedentes de la papeleta" representa "unas cien mil páginas que deben ser revisadas y verificadas una a una. De ninguna forma esto es sinónimo de problemas o retrasos, sino de volumen sin precedentes", según informó el diario Miami Herald.

Los cómputos oficiales indicaban que Obama lideraba cómodamente en el condado, con el 61%, por el 38% de su rival, Mitt Romney. Durante el martes, ya se informó de interminables filas para votar, lo que complicó mucho el proceso.

La vicesupervisora electoral, Christina White, culpó de los problemas a la gran longitud de la papeleta y a la alta participación (64%), pero insistió en que no había falta de recursos.

La clave es el "proceso lento y tedioso" de recuento en la oficina de Doral, según el Herald: "Para empezar, una docena de funcionarios electorales debe comparar electrónicamente la firma de los votantes en los votos de ausentes con la que hay en la tarjeta de registro. Entonces, los trabajadores deben decidir si las papeletas han sido rellenadas de forma apropiada antes de computarlas en las máquinas escaneadoras".

Si los votos son rechazados, se apartan para que un comité especial tome la decisión final. Esta junta -reunida en un salón vecino- está compuesta por la presidenta, la juez Shelley Kravitz, el juez Andrew Hague y la supervisora electoral del condado, Penelope Townsley.

Florida se hizo tristemente célebre en las presidenciales del año 2000 entre George W. Bush y Al Gore, cuando apenas les separó un puñado de votos y se tuvo que definir la presidencia tras eternos conteos y con la acción de los tribunales de por medio,.

La sólida -aunque estrecha- ventaja de Obama sobre Romney en este estado sureño -unos 45.000 votos, algo más de medio punto porcentual sobre un total de 8,27 millones de sufragios-, hace que no peligre su victoria, pero comprobar 12 años después que votar en Florida sigue siendo un problema ha sido motivo de gran irritación para sus residentes.

Florida aporta 29 de los 270 votos electorales que un candidato necesita para llegar a la Casa Blanca, mucho más que cualquier otro "estado bisagra". Para Romney era fundamental conquistarla para seguir soñando con una presidencia republicana.

Las encuesta le daban oportunidades ciertas en este estado -el cuarto que más delegados reparte-, donde la recuperación económica ha sido más lenta y el desempleo alcanzó cotas históricas.

Sin embargo, los demócratas registrados superan en un 5% a los republicanos, lo que sumado a su incapacidad para movilizar a su favor el voto de los cubanoamericanos y el plan que presentó el candidato republicano a al vicepresidencia, Paul Ryan, para cambiar el seguro de salud Medicare para los ancianos -muy impactante en un estado considerado el "geriátrico" de EE.UU.-, fue demasiado para las aspiraciones del ex gobernador.