El enviado especial de la ONU y la Liga Árabe a Siria se pronunció estrictamente en contra de una intervención militar en la guerra civil en el país árabe, aunque reconoció que hay algunos indicios del uso de armas químicas en los alrededores de la capital Damasco.
Esto porque al parecer en los ataques del 21 de agosto en los que murieron cientos de civiles "se utilizó una cierta sustancia", indicó sin dar mayores detalles a los medios, aunque aseguró que el hecho causó la muerte de "300, 600, quizás 1.000 o más personas", calificándolo de "horrendo" e "inaceptable".
El derecho internacional exige que un ataque a Siria sea aprobado por los 15 miembros del Consejo de Seguridad de la ONU, señaló Lakhdar Brahimi, quien aseguró rechazar personalmente una intervención "por principios".
Antes de los ataques del 21 de agosto ya habían muerto más de 100.000 personas en la guerra civil siria. En el caso de una intervención militar podría haber más víctimas: "Ya hay suficientes muertos en Siria, no se quiere más muertos, se quiere que paren las muertes".
Poco antes, Brahimi habló por teléfono con los jefes de las diplomacias rusa, Serguei Lavrov, y estadounidense, John Kerry, pero no dio detalles de esas conversaciones.
Brahimi dijo que no considera "belicoso" al presidente estadounidense, Barack Obama, y a su gobierno, pero dijo no saber qué decidirán sobre Siria. "En todo caso, el derecho internacional es claro".