Peter Graham, un padre de 31 años, reveló la desagradable sorpresa que vivió luego de comprarle a su hija de dos años una porción de papas fritas, las cuales contenían en su interior una inesperada sorpresa: cinco pastillas blancas entre la comida.
El hombre de inmediato le quitó el plato a la menor y le metió las manos a la boca tratando de evitar que pudiera tragarse alguna pastilla.
"Me asustó, me dio mucho miedo. Pero tenía que hacerlo rápidamente y de forma suave", explicó luego de lo sucedido, manifestado su desagrado
Rápidamente se acercó al mesón donde estaban los empleados del local para contarles su experiencia, pero los trabajadores no supieron darle una respuesta.
En un comienzo le dijeron que podían ser endulzantes, sin embargo, el padre, bajo la desesperación, se metió una pastilla a la boca para comprobar si era cierto y se le durmió el paladar.
Reconoció que fue un acto irresponsable: "No estaba pensando, solo quería que mi hija estuviera a salvo". Fue tanto su nivel de indignación que no pudo ni controlar el llanto: "No suelo llorar, pero estaba empapado en lágrimas, es lo más horrible que he vivido".
El hombre asegura, que pese a ser un fanático de la cadena de comida rápida no volverá nunca más ahí. El local, por su parte, aseguró que inició la investigación del problema y pidió disculpas correspondientes.