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Extremistas se mantienen al interior del mall en Kenia

Presidente de Kenia prometió mantenerse firme frente a los extremistas somalíes de Al Shabab, autores del ataque.

24horas.cl Tvn

Domingo 22 de septiembre de 2013

Extremistas islámicos estaban atrincherados el domingo con rehenes en un centro comercial de Nairobi, donde al menos 68 personas han muerto, según ha confirmado la Cruz Roja, en un ataque del grupo al Shabab que se opone a la participación de Kenia en una misión de pacificación en la vecina Somalia.

Una descarga de disparos que duró unos 30 segundos interrumpió una pausa de varias horas. Un corresponsal de Reuters vio personal de seguridad en movimiento y al atardecer dos helicópteros sobrevolaban el centro comercial, que tiene varias tiendas de propiedad israelí y es frecuentado por extranjeros y kenianos.

Las líneas de telefonía móvil empezaron a fallar. El presidente de Kenia, que prometió mantenerse firme frente a los extremistas somalíes, se mostró cauto sobre el resultado y dijo que las opciones de que el asedio acabara bien eran "todo lo buenas (...) que podemos esperar".

Varios extranjeros, entre ellos tres británicos y dos diplomáticos de Canadá y Ghana, murieron en el ataque del sábado contra el centro Westgate, cuya autoría se atribuyó el grupo extremista somalí al Shabab.

Poco después de los disparos, soldados con ropas de camuflaje corrían agachados bajo la terraza de un restaurante en la fachada del edificio que estaba llena de clientes cuando los asaltantes entraron. Un testigo dijo que primero les dijeron a los musulmanes que se marcharan.

Durante horas después del ataque, los muertos estaban esparcidos por las mesas llenas de comida sin terminar. En una hamburguesería, un hombre y una mujer yacían en un último abrazo después de que los mataran y antes de que retiraran sus cuerpos. La música pop seguía sonando.

Decenas de kenianos se congregaron en los alrededores del centro comercial, aguardando por lo que esperaban que fuera un desenlace violento. "Entraron a través de la sangre, así es como saldrán", dijo Jonathan Maungo, un guardia de seguridad privada.

 

El presidente Uhuru Kenyatta, que se enfrenta a su primer desafío importante a la seguridad desde las elecciones de marzo, dijo que algunos de sus familiares habían muerto, y prometió derrotar a los extremistas.

"Hemos superado ataques terroristas antes", dijo.

Después se dirigió a la nación, y al mundo, y pidió a los gobiernos pudientes que no aconsejen a sus ciudadanos no visitar un país que depende fuertemente de los ingresos por turismo, mientras insistía en que no retirará las tropas kenianas de Somalia. Agregó que "no se aplacaría en la guerra contra el terrorismo".

Mientras hablaba se registró una nueva descarga de disparos en el interior del centro comercial, poco después de que alrededor de una docena de personal de seguridad entrara.

Explicó que todos los hombres armados estaban ahora en un único lugar. "Con los profesionales en el lugar, les aseguro a los kenianos que tenemos una posibilidad tan buena de neutralizar con éxito a los terroristas como podemos esperar". Gobiernos extranjeros han ofrecido su ayuda.

El asalto fue el mayor ataque en Kenia desde que Al Qaeda en el Este de África bombardeó la embajada estadounidense en Nairobi en 1998, matando a más de 200 personas. En 2002, la misma célula extremista atacó un hotel de propiedad israelí en la costa e intentó derribar un avión israelí en un atentado coordinado.

El asedio de al Shabab subrayó su capacidad para causar disturbios importantes con recursos relativamente limitados.