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Hace 40 años... el horror

Imagen de niña vietnamita huyendo quemada y desnuda de una aldea abrió los ojos sobre el terrible uso del napalm.

Juan Jose Ulloa

Viernes 8 de junio de 2012

"¡Quema!, ¡quema!" gritaba Kim Phuc, quien a sus nueve años corría desnuda por una carretera.  La aldea en que estaba ardía por las llamas y la única alerta que ella y algunos de sus vecinos habían escuchado era el grito de un soldado.

“¡Bombarderán aquí y todos estaremos muertos!”, lograron escuchar.  Era el 8 de junio de 1972 y estelas de sibilantes bombas, amarillas y púrpuras, cruzaban por encima del templo Cao Dai, donde su familia estaba refugiada desde pocos días antes.

El suelo se estremeció y un calor sofocante y mortal invadió el lugar. Afuera las llamas ya envolvían la aldea, pero no había otro escape más que salir.

El ejército estadounidense estaba lanzando napalm, una especie de gasolina gelatinosa y pegajosa que arde más y por más tiempo que la bencina común.

Algo de ese napalm se pegó a las ropas de la niña, que se las quitó todas como pudo y siguió corriendo.

El horror de ese escape fue capturado en una poderosa fotografía, la más icónica de la guerra de Vietnam.

Cuatro décadas después, Kim Phuc dice que no son las cicatrices las que le impiden olvidar ese terrible recuerdo, es esa fotografía la que no la deja ir.




Quien tomó la imagen fue Nick Ut, un fotógrafo vietnamita que entonces trabajaba para la agencia AP. La niña llegó corriendo donde estaba él y la conmocionante escena sacó Ut de su rol. Le mojó la espalda para aliviarla, luego la tomó, la subió a su automóvil y la llevó a un hospital.

La niña estaba con el 65 por ciento de su cuerpo quemado, principalmente su brazo izquierdo y la espalda tenían terribles quemaduras. Los médicos del pobrísimo hospital decidieron que no podían hacer nada por ella y la enviaron a morir a un tanatorio.

Entre moribundos logró sobrevivir los tres días siguientes, hasta que su padre logró que la ingresaran nuevamente al hospital.

Un largo y doloroso tratamiento médico, de 17 cirugías en total, la rehabilitó.

Quiso convertirse al cristianismo y en su adolescencia decidió que quería estudiar medicina, pero el régimen vietnamita tenía otros planes para ella.

El gobierno comunista sacó provecho del impacto mundial de la imagen, que en el propio EE.UU. adornaba carteles de los manifestantes contra la guerra.  En Vietnam la niña se hizo estrella de la propaganda oficial.

Sólo años después el primer ministro Phan Van Dong le permitió que eligiera qué hacer con su vida. Kim Phuc viajó a Cuba a estudiar medicina, allí aprendió a hablar español y conoció a quien sería su esposo, otro becado vietnamita.

En 1992, cuando volvían a La Habana de su viaje de Luna de miel a Moscú,  aprovecharon una escala del avión en Canadá para pedir asilo político. Viven en ese país desde entonces y han formado una familia allí como canadienses.

Kim Phuc hoy es embajadora de Buena Voluntad de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).

Esta semana Kim Phuc y Nick Ut volvieron a reunirse en una conferencia organizada por la iglesia baptista Liberty de Newport Beach, en California, Estados Unidos.

"Parece que fue ayer, es muy triste, miro de nuevo las fotografías y se ve lo terrible que fue la guerra, todas las guerras, no sólo Vietnam", dijo Ut, hoy de  61 años, y que sigue trabajando como fotógrafo.  Su impresionante imagen le valió un premio Pulitzer.

Kim Phuc dijo que pese a que el trauma que vivió será una pesadilla por el resto de su vida, está  contenta porque la fotografía es un regalo poderoso que hizo al mundo algo mejor, con gente un poco más consciente cuando piensa en las guerras.

Según los mandos militares estadounidenses que aprobaron la operación en la aldea vietnamita ese 8 de junio de 1972, dieron la orden de bombardear guiados por informes erróneos y creyendo que no había población civil en el lugar.