El presidente peruano, Ollanta Humala, prometió acelerar el gasto social en su intento de llevar más rápido los beneficios del auge económico local, en un mensaje que careció de medidas concretas para frenar las protestas que han opacado su primer año de gestión.
Humala anunció una serie de metas relacionadas a cortar a la mitad la pobreza que abarca casi un 30 por ciento en el país, problema que se ha convertido en fuente de los conflictos que el mandatario no ha podido combatir con velocidad en la nación rica en materias primas.
Los protestas amenazan a millonarios proyectos mineros, que suman unos 30.000 millones de dólares en los próximos cinco años y que son considerados clave para financiar su promesa de mayor equidad social, al cumplir un año de gestión.
"Hemos tenido significativos avances en este proceso de crecimiento con inclusión en democracia, pero, también hay que reconocerlo, no hemos logrado todo lo que nos propusimos alcanzar, todo comienzo es difícil", dijo Humala.
En la protesta contra Minas Conga murieron cinco personas a inicios de julio y las víctimas en los conflictos sociales suman unos 15 desde que Humala asumió el cargo hace un año.
"Esperamos que la pobreza total se reduzca al 15 por ciento para el 2016", dijo el presidente, un militar retirado que llegó al poder tras cambiar su postura radical de izquierda para convertirse ahora en un fuerte promotor de la inversión privada.
Las protestas sociales tuvieron como punto de ebullición el rechazo al proyecto Minas Conga, de 5.000 millones de dólares, de la estadounidense Newmont, debido a que los pobladores que viven cerca del emprendimiento minero temen que su desarrollo afecte sus fuentes naturales de agua.
En la protesta contra Minas Conga murieron cinco personas a inicios de julio y las víctimas en los conflictos sociales suman unos 15 desde que Humala asumió el cargo hace un año.
Los conflictos forzaron hace una semana a Humala a realizar cambios en su equipo y a estrenar un tercer gabinete. Y en ese contexto la popularidad del mandatario se derrumbó a un 40 por ciento, desde el 65 por ciento al inicio de su gestión.
Para tratar de solucionar el parte el conflicto, Humala planteó al Congreso un proyecto de reforma constitucional, para que se garantice en la Carta Magna "el derecho fundamental al agua", principalmente en las zonas más pobres del país.
En el discurso, Humala no hizo referencia directamente a la solución del problema de Minas Conga, actualmente en manos de unos sacerdotes que buscan una mediación entre los manifestantes y el Gobierno, y eso fue criticado por algunos analistas.
En el recambio de gabinete, Humala nombró a un experto en derechos humanos como primer ministro, Juan Jiménez, en busca de imprimir un mayor diálogo en su Gobierno con los antimineros.