Cientos de inmigrantes pasaron la noche a la intemperie en la frontera norte de Serbia con Hungría, luego de que las estrictas medidas de Hungría para lidiar con la peor crisis de refugiados del continente en dos décadas detuvieron su paso hacia Europa occidental.
Trabajadores de ayuda humanitaria montaron tiendas y llevaron agua y alimentos a unos 500 inmigrantes, muchos de ellos refugiados sirios, a los que se les negó el ingreso por una estricta nueva normativa que Hungría, miembro de la Unión Europea, advirtió podría llevar a que muchos solicitantes de asilo sean rechazados y expulsados de vuelta a Serbia.
Periodistas de Reuters vieron a decenas de personas que pasaban por agujeros en una valla sin terminar que Hungría está construyendo a lo largo de la frontera exterior de la UE con Serbia y que cuenta con alambres con cuchillas.
Algunos lograron entrar mientras que otros fueron detenidos y llevados al paso oficial por soldados y policías. Algunos, cansados y con frío, se sentaron en el campo cerca de la valla metálica de unos 3,5 metros de altura.
Hungría -uno de los principales puntos calientes de la peor crisis europea de refugiados desde las guerras de la ex Yugoslavia de la década de 1990- ha prometido recortar el flujo a través de los Balcanes hacia los países más ricos del norte y el oeste de Europa.
Fuente y foto: Reuters