Cientos de inmigrantes protestan en las inmediaciones de la estación ferroviaria de Budapest, la que les iba a permitir viajar hasta Alemania, país que tienen como destino final.
Las autoridades húngaras decidieron cerrar la totalidad de la estación de trenes y después la reabrieron, pero prohibieron la entrada a los inmigrantes y expulsaron a los que se encontraban al interior del recinto.
Unos 1.000 inmigrantes agitaban sus billetes, aplaudían, abucheaban y silbaban, mientras gritaban "Alemania, Alemania", con la policía desplegada a la entrada de la estación.
Un portavoz del Gobierno húngaro, Zoltan Kovacs, dijo a Reuters en un comunicado enviado por correo electrónico que Hungría estaba tratando de aplicar la ley de la UE, que requiere que cualquiera que desee viajar dentro de Europa tenga un pasaporte válido y un visado Schengen.
La llegada de cientos de miles de inmigrantes ha frustrado a la Unión Europea, que no aplica controles de viajes entre las 26 naciones de su área Schengen pero requiere que las personas que solicitan asilo permanezcan en la nación donde llegaron primero hasta que sus pedidos sean procesados.
La gran mayoría de quienes viajan llegan primero al sur y al este del continente y están resueltos a avanzar por Europa para pedir asilo en naciones con mejores beneficios sociales y condiciones de empleo en el norte y el oeste.
Hungría es una importante ruta de tránsito para los refugiados de Oriente Medio y África que huyen de la violencia y para los inmigrantes que intentan escapar de la pobreza, y más de 140.000 personas han cruzado la frontera sur del país con Serbia sólo este año.
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Fuente y Fotos: Reuters