Después de más de 10 días de persecución, donde la policía llegó a acorralar a Dorner en esta cabaña, la caza al hombre llega a su fin. El sheriff del condado de San Bernardino confirmó que los restos hallados en una cabaña de Big Bear, una localidad a dos horas de Los Ángeles, son del ex policía Christopher Dorner.
Este ex agente fue despedido del cuerpo de policía de Los Ángeles en 2008 por conducta inapropiada. Cinco años después, regresó con un objetivo: la venganza. Dorner estaba acusado de matar a 3 personas en Los Ángeles, a un policía y la hija de un ex compañero al que acusaba de su salida forzosa de la policía, junto a su pareja.
Intentando acabar con su oleada de crímenes, las autoridades llegaron a ofrecer 1 millón de dólares de recompensa por su captura.
El pasado miércoles la policía recibió la denuncia de un hombre que había sufrido el robo de su camioneta en la estación de esquí de Big Bear, con la misma descripción de Dorner.
Unos 200 agentes peinaron las montañas, registraron cabaña por cabaña y revisaron cientos de grabaciones captadas por las cámaras de seguridad de distintas viviendas de la zona. Una vez localizado, el sospechoso y los agentes intercambiaron un tiroteo. Según fuentes oficiales se llegaron a intercambiar más de 100 disparos.
Dorner, tras matar a un agente y herir a otro, consiguió resguardarse una cabaña.
Durante unas tres horas, el fugitivo permanece acorralado, hasta que, sin conocerse las causas, la cabaña se vio envuelta en llamas. La policía no hizo ningún esfuerzo por apagar el fuego ni por tratar de salvar su vida de Dorner.
Las autoridades informaron que habían encontrado el carnet de conducir de Dorner junto al cadáver, pero aseguraron que "iban a esperar al resultado de los análisis para confirmar al 100% que es el exagente”.
La actuación de la policía ha despertado gran cantidad de críticas y protestas en Estados Unidos, por simplemente esperar a que las llamas acabaran por consumir la cabaña y la vida de este policía renegado.