Las fuerzas iraquíes avanzaban este domingo con prudencia en una Tikrit sembrada de bombas dejadas por el grupo yihadista Estado Islámico (EI), en tanto un comandante reclamó el apoyo aéreo de la coalición internacional para acelerar la recuperación de esta ciudad estratégica.
"La progresión es lenta pero constante", indicó a la AFP el general Abdelwahab al Saadi, uno de los principales comandantes de la ofensiva lanzada el 2 de marzo para retomar Tikrit, situada a 160 kilómetros al norte de Bagdad y en manos del EI desde hace nueve meses.
"Somos prudentes para no tener pérdidas inútiles", declaró a la AFP en una entrevista en la Universidad de Tikrit, ubicada en el límite norte de la ciudad.
El general iraquí hizo alusión a los francotiradores dejados apostados por el EI y a las miles de bombas diseminadas por los yihadistas en toda la ciudad.
Lamentando la ayuda "limitada" de la aviación iraquí, no siempre suficientemente precisa, hizo un llamado para contar con apoyo aéreo de la coalición internacional liderada por Estados Unidos para poder expulsar a los últimos yihadistas de Tikrit.
Al ser preguntado sobre si esos bombardeos aéreos ayudarían a las fuerzas iraquíes en la batalla, contestó: "Por supuesto (...) Los estadounidenses tienen equipos perfeccionados, tienen los aparatos (de vigilancia aérea) AWACS. Son capaces de localizar exactamente los objetivos" y de golpearlos con precisión.
MOTIVOS POLÍTICOS
Según él, esta ausencia de aviones de la coalición en el cielo de Tikrit es "política", ligada al hecho de que Irán, chiíta, está muy implicado en la ofensiva en curso sobre la ciudad sunita, con la destacada presencia del general Ghassem Suleimani, lo que irrita a Washington.
Aunque por el momento han quedado fuera de la operación sobre Tikrit, los aviones de la coalición continúan bombardeando objetivos del EI en Irak y también en la vecina Siria, donde el grupo ultrarradical sunita se ha adueñado de extensas regiones.
En junio de 2014, el EI consiguió hacerse con el control grandes trozos de territorio iraquí frente a un ejército en desbandada. Éste consiguió, a continuación, retomar el terreno con el apoyo de combatientes chiítas, kurdos y sunitas, el aéreo por parte de la coalición y la ayuda de Irán.
La ofensiva contra Tikrit, que implica a miles de soldados, policías, milicianos chiítas y combatientes tribales sunitas, es la más ambiciosa realizada hasta la fecha.
Asegurar el control de esta ciudad es indispensable para las fuerzas iraquíes antes de dirigirse hacia la segunda ciudad del país, más al norte, Mosul, el principal bastión del EI en Irak.
El sábado, un portavoz de las Unidades de Movilización Popular, un grupo compuesto esencialmente por milicianos chiítas, afirmó que Tikrit caería "en los tres próximos días", puesto que quedaban allí menos de un centenar de yihadistas. Pero estas declaraciones fueron relativizadas por otro comandate poco después.
APOYO INHABITUAL DEL VATICANO
Más al noreste, aumentando todavía más la presión sobre el grupo yihadista, las fuerzas kurdas se propusieron expulsar al EI de sus últimas posiciones cerca de la ciudad petrolera de Kirkuk, el sábado con el apoyo aéreo de la coalición.
El grupo yihadista, que decretó la creación de un "califato" islámico en los territorios que controla, a caballo entre Irak y Siria, está acusado de crímenes de guerra y contra la Humanidad por sus terribles actos en las regiones bajo su control, que incluyen decapitaciones, violaciones, raptos y limpieza étnica.
El embajador del Vaticano ante la ONU, el arzobispo Silvano Tomasi, dio un apoyo poco habitual al uso de la fuerza contra esta organización, al considerar que las atrocidades que ésta comete justifican una intervención internacional.
La posición tradicional del Vaticano es en general la de oponerse al uso de la fuerza en Oriente Medio, a pesar de que el papa Francisco haya denunciado "la brutalidad intolerable" del EI contra los cristianos de Oriente y otras minorías en Irak y Siria.
Fuente: AFP
Foto: Reuters