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La increíble historia de supervivencia de John All

Se trata del excursionista y profesor de geografía en la Western Kentucky University, John All, quien cayó a una grieta de 21 metros de profundidad y que pese al cansancio y a sus heridas, logró salir de ella por sus propios medios.

Erwin Acevedo

Sábado 24 de mayo de 2014

Cayó a una grieta de 21 metros de profundidad, estuvo más de 20 horas en la nieve, esperando por su rescate e increíblemente vivió para contarlo. Es parte de lo que vivió un alpinista norteamericano quien pasó el susto de su vida en el corazón de los Himalayas, en Nepal.

Se trata del excursionista y profesor de geografía en la Western Kentucky University, John All, quien cayó a una grieta de 21 metros de profundidad y que pese al cansancio físico y mental y de sus heridas, logró salir de ella por sus propios medios.

Estoy realmente en problemas. Me caí por este hoyo. Menos mal no seguí cayendo hacia abajo”, se escucha decir en la grabación que el mismo registró y que ahora se ha hecho mundialmente conocida.

"Cada vez que hablo con mi familia o con mis amigos, se dan cuenta que soy capaz de verlos unos días más, lo valoran y hace que valga la pena. He mirado por encima del abismo y sé que no es donde quiero estar, pero me gusta. Ahora puedo realmente apreciar vivir y estar con mis amigos y familia", dice John All, ahora en la tranquilidad de su hogar.

El deportista, quien permaneció durante cinco horas atrapado en la grieta, contó que, moviéndose de a poco, pudo avanzar hasta un punto donde pudo clavar un hacha. Desde allí se deslizó rodando hasta su carpa, durante otras tres horas, desde donde pidió un helicóptero que se demoró 18 horas más en llegar a su rescate.

El accidentado escalador cuenta que la dificultad aumentó porque tenía serios problemas en los nervios del lado derecho de su cuerpo, se rompió algunas costillas, el brazo y sufrió cortes y contusiones. Por eso cualquier error lo pudo haber matado.

"Yo sabía que estaba mal, estaba lesionado. No podía mover mi brazo derecho. Tenía una perforación y mis costillas ya estaban muy mal, se me hacía difícil respirar. Sabía que me iba a morir. Yo sabía que las personas que caían a grietas no viven, no había ninguna posibilidad”, comenta.

Pedazos de una historia que hace recordar otra que fue llevada al cine. La del alpinista Arol Ralston, quien después de 127 horas pudo liberarse, también después de caer a una grieta y quedar con su brazo atrapado con una roca, aunque para hacerlo tuvo que cortar una de sus extremidades.

Suerte distinta a la John All, quien sólo tuvo lesiones menores y que desde ahora no sólo podrá contarlo las veces que quiera, sino que también mostrar una hazaña, que el mismo se encargó de registrar.