Los líderes de la OTAN se reunieron en Chicago para delinear la estrategia para salir de Afganistán, mientras naciones occidentales que participaron activamente en el conflicto intentan garantizar que Kabul sea capaz de mantener a raya a los talibanes tras el repliegue de las tropas extranjeras.
El sombrío trasfondo de las presiones económicas en Europa y otras partes del mundo siguió a los líderes mundiales desde Camp David en Maryland, donde se realizó la cumbre de los líderes del G-8, hasta Chicago para hablar sobre Afganistán, mientras varios países dudan sobre si seguir otorgando su apoyo público a una costosa guerra que en 10 años no ha logrado terminar con la insurgencia liderada por los talibanes.
El Gobierno de Obama, que está pendiente de ganar la reelección en noviembre, tiene previsto dar énfasis a la necesidad de tener una visión común dentro de la alianza para retirar gradualmente la fuerza de la OTAN de alrededor de 130.000 soldados para fines del 2014.
También se espera que destaque los desafíos de Afganistán para asumir las labores de seguridad en el país.
Además de las duras condiciones fiscales, las negociaciones podrían estar caracterizadas por divisiones entre los líderes de Washington, Bruselas y otros países como Francia, que están mucho más interesados en desvincularse pronto de la guerra.
El nuevo presidente francés, Francois Hollande, reiteró esta semana en Washington que retirará "las tropas de combate" de Afganistán este año. El líder socialista ha dicho que después del 2012 sólo quedarán en el país asiático un número extremadamente limitado de soldados galos para entrenar a las tropas locales.
"Esta decisión es un acto de soberanía y debe hacerse en total coordinación con nuestros aliados y socios", dijo Hollande, quien discutirá el domingo los planes de salida con el presidente afgano, Hamid Karzai, aunque Hollande se ha negado a dar detalles sobre el repliegue, diciendo que es "asunto" de Francia.
Una de las preocupaciones de los líderes de la alianza es el financiamiento a largo plazo de la policía y el Ejército afganos, cuya capacidad de combatir a los talibanes está en el centro de la estrategia de la OTAN sobre el retiro de tropas.
El Gobierno de Obama quiere compromisos de sus aliados para que donen 1.300 millones de dólares anuales a las fuerzas afganas. Aunque existen pocas dudas sobre si los aliados finalmente darán su apoyo, parece improbable que la meta vaya a ser alcanzada para el final de la actual cumbre.
Fuente: Agencia Reuters