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Levantan cortes de ruta, pero sigue huelga contra Cristina K

Desde el amanecer un centenar de estudiantes y profesores con banderas y pancartas cortaron la avenida Córdoba frente a la facultad de Ciencias Económicas de la UBA.

Fernando Jimenez

Jueves 10 de abril de 2014

Sindicalistas y manifestantes argentinos levantaron en la tarde varios cortes de ruta que bloquearon los accesos a Buenos Aires, en el marco de una huelga de 24 horas contra la política económica del gobierno de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner.

Los piquetes en las calles fueron realizados por agrupaciones de izquierda radicalizada que impidieron la circulación en distintos accesos de la periferia capitalina, lo que sumado al paro de transporte público fue clave para el resultado de la huelga convocada por tres de las cinco centrales sindicales.

"No queremos un paro dominguero. Nosotros llamamos a hacer un paro activo, reclamamos una marcha a Plaza de Mayo como no lo convocaron hacemos los cortes", dijo a la AFP Ileana Celotto, dirigente sindical radicalizada de los docentes universitarios.

La izquierda quiso marcar diferencia con la dirigencia sindical peronista que convocó a la huelga general pero sin movilización y rechazó la metodología de los bloqueos de rutas.

Desde el amanecer un centenar de estudiantes y profesores con banderas y pancartas cortaron la transitada avenida Córdoba frente a la facultad de Ciencias Económicas, en un barrio donde conviven varias facultades de la Universidad estatal en el centro de Buenos Aires.

"Esto no es perder el tiempo, me parece más valioso estar acá que perder una clase, eso se recupera", dijo Jacqueline Jurado, una estudiante de Medicina que estudia un apunte de fisiología en medio del piquete.

Las calles de la capital y otras grandes ciudades del país lucían veredas repletas de basura ante el paro de camiones recolectores en una jornada con menos movimiento que un domingo, constató la AFP.

Alrededor de un 50% de los locales prefirieron cerrar sus puertas, mientras que los abiertos se veían vacíos.

En cambio, grandes cadenas de farmacias, cadenas de comida rápida, supermercados y tiendas de accesorios femeninos, abrieron sus locales aprovechando que el sindicato de empleados de comercio no adhirió a la medida.

Como todas las estaciones ferroviarias, la enorme terminal de Retiro, donde llegan a diario miles de personas desde la periferia norte de Buenos Aires, se veía desolada y sucia, con algunos indigentes y custodiada por decenas de policías.

Pese al paro de metros, omnibus y trenes, algunas empresas amenazaron con descontar el día a los ausente, otros ofrecieron un servicio de autos de alquiler y algunos prometieron compensar con un día de franco la presencia.