Hay preocupación en Argentina.
El aumento de los linchamientos públicos contra delincuentes ha generado inquietud entre las autoridades, que cuestionan el comportamiento de los transandinos que han tomado la justicia con sus propias manos en una decena de casos.
El jefe de Gabinete del Gobierno de Cristina Fernández, Jorge Capitanich, recalcó que en una "sociedad democrática y civilizada no se puede efectuar un sistema de juzgamiento de esta naturaleza, de modo directo".
Agregó, además que "es imprescindible que no exista justicia por mano propia. No estigmatizar al pobre, al excluido".
El incremento de la violencia de los ciudadanos contra los delincuentes ya alcanzó su nivel máximo cuando una turba asesinó a patadas a un ladrón en la ciudad de Rosario, en Santa Fe.
El linchamiento quedó registrado en imágenes y expone lo que es capaz de hacer un ser humano producto de la frustración que le produce un acto delictual que no tiene resolución positiva por la justicia.
El asesinato ocurrió luego que un grupo de personas detuviera al ladrón de 18 años que intentaba robarle la cartera a una mujer utilizando el método conocido como el del "motochorro".
Una vez en el suelo, varios individuos comenzaron a patearlo en el cráneo, lo que le provocó múltiples traumatismo que culminaron con su deceso.
Este cambio de roles, en el que la víctima se transforma en victimario, podría ser motivada por las bajas tasa de resolución de casos que posee el Poder Judicial trasandino.
Situación que, también, criticó Capitanich. "Si se comete un delito, debe existir el debido proceso para el juzgamiento y la aplicación de las penas", dijo.
Esta crítica se ve reflejada en otro linchamiento ocurrido en el barrio bonaerense de Palermo en el que un delincuente fue protegido por el actor Gerardo Romano.
Tras salvarlo de la golpiza, el ladrón fue liberado en menos de doce horas.
También causó gran impacto mundial la narración que hizo en Twitter un periodista que fue testigo de otro linchamiento en Palermo.
La crisis en la justicia, ahora, también se ha transformado en un complejo problema de violencia que aún no ha podido ser controlado por las autoridades.
Foto: Reproducción/ Twitter