El 19 de junio pasado, el ex presidente de Egipto, Hosni Mubarak (84) sufrió una embolia y estuvo clínicamente muerto, lo que llevó incluso a especular su posible deceso. A casi un mes de eso, la salud del derrocado mandatario mejoró y se determinó que debía volver a prisión.
Ayer, lunes 16 de junio, Mubarak abandonó el hospital donde recibía tratamiento y regresó a la cárcel de Torah, donde deberá cumplir una pena de cadena perpetua por su responsabilidad en la muerte de 800 manifestantes en las revueltas de la "Primavera Árabe", que terminaron con su derrocamiento.
La mejora en el estado de salud de Mubarak, motivó al cuerpo médico del Hospital Militar de Maddi, (El Cairo) a declarar que "no hay justificación médica para mantenerlo en el hospital de las Fuerzas Armadas".
Ayer, la agencia de noticias MENA comunicó que el procurador general de Egipto, Abdel Maguid mahmud, ordenó trasladar a Mubarak de regreso a su prisión.