No iba armada, viajaba con su hija de un año en el auto, y no suponía una amenaza.
Miriam Carey, la mujer de 34 años, abatida este jueves por la policía en Washington, luego de protagonizar una persecución por las calles de la ciudad, sufría depresión postparto. La mujer fue acribillada por la policía, aunque ella nunca llegó a realizar ningún disparo ni poseía armas de fuego, según reporta el diario The Washington Post.
La actuación de las autoridades ha despertado gran polémica en Estados Unidos, y está siendo cuestionada por gran parte de los medios, como desmesurada.
Todo comenzó alrededor de las 14.15 de la tarde (hora local). En ese momento Miriam llegó a un puesto de control del Servicio Secreto de Estados Unidos, situado a unos cinco kilómetros de la Casa Blanca.
Varios uniformados se acercaron al vehículo. La mujer, nerviosa, reaccionó dando media vuelta de manera brusca, causando el atropello de un policía, quien resultó herido leve y su vida no corre peligro.
Miriam inició entonces una huida por las calles de Washington, en dirección al Capitolio, seguido por varios autos policiales. La Policía logró retenerla momentáneamente a un kilómetro de la Casa Blanca. En las imágenes, captadas varias cadenas de televisión locales, se ve cómo cinco policías rodean el vehículo con las armas desenfundadas y se colocan a escasos centímetros de la mujer. Pero ella arranca el auto de nuevo y evade a los uniformados, que disparan repetidamente sobre el auto, al menos media docena de veces.
La persecución finalizó cerca del Capitolio, cuando el auto colisionó contra una barrera y quedó encajado. La mujer trató de salir del vehículo, pero los agentes comenzaron a disparar, terminando con su vida. Según The New York Times, cuando los policías abrieron fuego, "no sabían si la mujer representaba un peligro inmediato".
Momentos después, un policía ingresó en el auto, retiró a la menor, que se encuentra ilesa, del interior del vehículo. Entonces, confirmaron que la fallecida no portaba armas y que no se trataba de una amenaza terrorista.
La sospechosa fue identificada como Miriam Carey, nacida en Nueva York, vecina de Connecticut. El jefe de Policía del Capitolio indicó que no hay ninguna prueba que apunte a un ataque terrorista, y la jefa del Departamento de Policía Metropolitana, Cathy Lanier, explicó en un primer momento que este suceso "no parece ser un accidente", pero varios oficiales se han limitado a describir el caso como "un incidente aislado".